Ultreia. Que las largas jornadas de caminata no te intimiden, ni las ampollas te amilanen. Nada llena más aún peregrino que alcanzar la meta del albergue cada día, y comprobar que la ruta va avanzando, hasta que llega el día en que ves el campanario de la Catedral desde lejos, y entonces sabes no sólo que has llegado, sino también las razones que te han llevado a dar el paso.
Peregrinos que llegan sucios y baldados, y que ahora transportan consigo el siempre presente Covid 19. Diarios de ruta que remarcan como novedad una nueva penitencia, la de guardar cuarentena nada más llegar al destino. No hay actividad que no haya tenido que adaptarse. Normalidad que cambia a golpe de cepa.
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