Leo que un jodoka argelino se ha autoeliminado en la competición olímpica después de que se negara a combatir contra el adversario que le tocaba en suerte: un jodoka israelí.
Y habrá quien celebre, jalee y aliente este tipo de comportamientos, olvidando que el deporte es otra cosa, uno de esos pocos puntos de encuentro, donde las diferencias se aparcan. O así al menos debería ser.
Deporte frente a inmovilismos, a extremismos de cualquier tipo. Que el espíritu olímpico impere, a pesar de la estrechez de miras de algunos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario