Viruelas, y zapatillas nuevas. De estreno, a los 75 años, con unas Nike de runner, para partir la pana en las calles de boquerón.
Y de color rojo chillón, porque eso de pasar desaparecida a estas alturas, como que no procede.
Impagable, ver la cara de niña, de ilusión, que se le pone a tu madre, cuando por fin tiene lo que quería. Con esa cara le encuentras sentido a todo.
Ale Petra, a darle a las chirucas, que el fantasma del azúcar, se mantendrá a raya con ello. Amén.
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