Aunque no hemos llegado a los extremos de censurar y penar los comportamientos en la vida privada de los políticos, como ocurre en los países anglosajones, siempre ha despertado interés la vida privada de nuestros representantes. A fin de cuentas el cómo se vive y con quién, forman parte de la tarjeta de presentación de unos personajes que por su función están necesariamente obligados a estar expuestos.
Recuerdo hace años la ola de comentarios, (y críticas), que generó la vida privada de Alfonso Guerra, por su relación con una colaboradora, mucho más joven que él; para los sectores más conservadores del país, aquello era una muestra de comportamiento disoluto, en un político al que le trajeron mas dolores de cabeza sus vinculos personales que sus actividades gestionando el herario público. Primero a cuenta de la amante y después a costa de un hermano, que aprovechó las ventajas del apellido para campar a sus anchas desde un despacho de la Junta de Andalucía.
Con el tiempo otros pasaron por situaciones similares, siempre criticados por los de siempre. A Maria Dolores de Cospedal, nunca le perdonaron su inseminación para ser madre y a Esteban González Pons, su veleidosa vida personal, que le llevó a ser padre de varios hijos con distintas mujeres. Los mentideros de la COPE, azote de herejes, siempre se han encargado de censurar comportamientos moralmente inaceptables, tal y como los conciben los principales mentores de la cadena radiofónica, la Iglesia Católica.
Pero todo eso ha quedado en un segundo plano. De un tiempo a esta parte, vida personal y pública se solapan e interactuan en un primer plano, sin que haya necesidad de hacer distingos en función de la ideología del partido.
Es otra de las huellas que va a dejar la presencia de Pablo Iglesias en la vida pública. Sus relaciones con varias compañeras de partido, han desembocado en una relación formal con Irene Montero, con la que además de cama, casa y paternidad, compartía escaño en el Congreso y silla en el Consejo de ministros. Cabe preguntar si a la hora del desayuno, hablaban del colegio de los niños o de las negociaciones con el ala socialista del gobierno para abaratar el recibo de la luz o para impulsar la Ley Trans.
Como si de una moda se tratase, otras formaciones políticas han adoptado modelos similares de proyectar el modelo de pareja a la vida pública, como es el caso de Rocio Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros, que comparten presencia en VOX, aunque uno y otro, actúan en instituciones diferentes, tal y como hacen Teresa Rodriguez y José María González, (Kichi), en Adelante Andalucía.
Nuevas inercias, nuevos hábitos, y nuevas formas de entender la política. La familia nuclear al asalto de los cenáculos de poder. Bien valen una comunidad autónoma, que un ayuntamiento, que un puesto de ministro.
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