Gobierno en diferido

 Es este un gobierno que gobierna con misterio, con intriga, con anuncios de cosas que quiere hacer y que luego, alarga y dilata en el tiempo, sin que anuncie con claridad las razones de la procrastinación.

 Ocurrió con la exhumación de los restos del ex-dictador, convirtiendo lo que luego fue una elemental ceremonia de traslado en helicóptero, en una novela por entregas, que terminó por aburrir a la gente. Tanto, que ni era tanto lo que pudiera suceder, ni sacó rédito alguno en las urnas a la vuelta de las elecciones; apenas si un puñado de nostálgicos se agolparon a las puertas del Cementerio del Pardo, más para darle colorido, con sus banderas trasnochadas al evento, que por hacer tipo de presión o de indignación alguno.

 Como ocurriera entonces, ahora tenemos un nuevo capítulo de toma de decisiones en diferido, con el caso de los indultos a los condenados por el procés. Anunciado como parte de un acuerdo de apoyo al gobierno por cuenta de los independentistas, su concreción viene dilatándose en el tiempo, sin que razones técnica o juridicas pongan trabas reales a la ejecución. La última fecha ofrecida por la prensa es para comienzos del mes de julio, pero nada asegura que efectivamente se haga así.

 Son las cosas del posibilismo en politica, de gobernar mirando a lo que dicen los sondeos de opinión, que como buen pulso del momento que son, pueden producir y ofrecer imágenes muy variables según las circunstancias.

 ¿Puede gobernarse así? Por poder... otra cosa es que sea lo ideal. Desde luego uno añora políiticos como los de otros tiempos, con ideas a medio largo plazo, y con proyecciones de como querían hacer las cosas en política, con periodo de años a la vista, claro. Pero desgraciadamente los tiempos corrientes son de usar y tirar, de consumir según vienen las cosas, de pasar de página rapído, de no tener memoria ni intención de visualizar un futuro que según para qué puede verse comprometido con lo que se haga hoy.

 Gobiernos en diferido, o en falso directo, si sirve para este caso la comparativa con la industria televisiva del ocio. Aunque quizá habría que hablar de gobiernos de redes o gobiernos virtuales, pues son éstas las que verdaderamente han cambiado el paso y el pulso de los acontecimientos y de las tomas de decisiones al más alto nivel. Gobiernos presos de sociedades líquidas, como postula Baugman, abonadas a la transitoriedad y al aquí y ahora.

 Quizá algún día se abra un periodo de reflexión o de ralentización. O tal vez no, mientras tanto sigamos con las prisas, que como en el caso que nos atañe aquí, más que agilizar nada, sólo bloquean y ralentizan las cosas.