Dice Pablo Casado en el Congreso, que la Guerra Civil fue entre los que defendían la democracia sin ley, y los que defendían la ley sin democracia, y casi al unísono, desde el atril del salón de plenos del Ayuntamiento de Madrid, un portavoz de su partido decía que en la Guerra del 36 no la ganó nadie, a causa de lo que fue una guerra fraticida.
Seguimos en manos de los discursos extremistas. Si la izquierda acusa la podemización de las proclamas del partido morado, que han calado hondo entre votantes y representantes, como hacía tiempo que no se asumían conceptos así, no son menos los que por el otro lado, asumen como propio el discurso de la derecha más contundente.
Una pena. Terrible ver cómo se simplifican las cosas, como se reducen a juegos de palabras, que pueden sonar bien a quien los escuchan sin preguntarse cosas, y que escuecen a quien se haya molestado en estudiar un poquito de historia.
Esa historia refleja claramente que un gobierno democrático e institucional sufrió un golpe de estado por parte de un sector del ejército. Punto y final. Tratar de buscarle excusas y justificaciones a por qué lo hicieron, no elimina la culpa ni la falta. Por la vía de de las armas, buscaron algunos arrogarse el poder que otros habían logrado con la fuerza de los votos. Esa misma vía que apenas tres años antes había dado la mayoría a las derechas, precisamente. Incomprensible que líderes democráticos de una derecha que es democrática, caigan en estos duelos dialécticos que solo alientan a los más radicales, y que dan alas a los que sólo buscan que les cuenten lo que quieren oír. Basta ya de discursos fáciles de taberna. Rigor y seriedad cuando suban a la palestra.
Mesura y verdad, y sobre todo conocimiento. Y reparos, muchos siempre. No todo puede valer para dar contrarréplicas y censurar las decisiones de un gobierno, que por muy cuestionables que sean sus iniciativas, no pueden servir de justificación para discursos como éste. Y es que cuando uno se abandona al discurso fácil y populista, solo demuestra con ello su inmensa cobardía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario