Como el Romancero gitano
santo y seña lorquiano,
o como la canción de Manzanita,
sentida compla de violín atemperada,
después de las nieves
que parecían perpetuas.
Al fin afloran los suelos
ocultos a medio metro,
y el verde de los jardines
ilumina las mañanas
cuando miras por la ventana
de tu piso de periferia.
Quizá sea un presagio
de una nueve etapa
que todos ansiamos,
que los pajarillos con su vida
picoteen otra vez el suelo,
y expandan con su alegría
esa savia nueva
que reactiva los ánimos.
Así es que como la quieres,
verde y despejada
ahora y siempre.
uno no sabe lo que tiene
hasta que lo pierde.
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