Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 14 de enero de 2021

Poder

  Día seis desde que cayera la gran nevada. Quien lo hubiera dicho, cerca de medio metro de nieve cubriendo las calles de una ciudad, que hasta el pasado día ocho, veía la nieve de pascuas a ramos y por barrios, nunca mejor dicho. Eso de vivir en la meseta te da una perspectiva de altitud que varía de los seiscientos a los setecientos metros, cosa que podría resultar baladí, pero que no lo es cuando bajan las temperaturas y hay humedad que amenaza precipitaciones. 

 


 

 Día seis, y sigue la nieve invadiendo infinidad de zonas, pese a los denodados esfuerzos de operarios municipales, militares, protección civil, bomberos y ciudadanos anónimos, que en aras de liberar sus coches han terminado por habilitar accesos, aceras, pasos de peatones y contenedores de basuras, y cuantos puntos delicados han ido encontrando a su paso. Armados con recogedores, rastrillos, y sobre todo palas, utensilio que hasta ahora pasaba desapercibido en los hogares de esta ciudad, y que muy probablemente formará parte de las herramientas domésticas para posibles contigencias, en el futuro. Cuadrillas espontáneas organizadas calle a calle. Repentinamente cada cual ha dejado de estar en su casa, para ir todos afuera, sin dejarse intimidar por el frío bajo cero,  con un único objetivo: librar a las calles del hielo.

 Dicen que la estampa más bonita que deja una nevada es la de ver ese gran manto  cubriéndolo todo: campos y tejados bajo ese blanco infinito que inspira y apacigüa. Sin embargo la imagen de estos días es la del trabajo desinteresado y generoso de la gente, arrimando el hombro y ayudando allí donde hiciese falta. Que nadie lo dude, cuando nos unimos somos invecibles.




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