En penumbra escribo. La persiana está bajada casi hasta el fondo, apenas deja pasar una brizna de luz que es la que me permite ver los objetos que me rodean,las mesas, las sillas, el mueble de la televisión, mis propias piernas apoyadas sobre la mesa de centro.
En penumbra y en silencio. Sólo llegan rumores de la calle, el ruido de motor de vehículos que imagino que pasan por la calle principal. Los ladridos de un perro vecino o hay voces humanas que acompañen al ruido de las teclas de mi ordenador, que es lo más próximo que escucho.
Me gusta ejercitarme en escuchar ruidos de fondo, esos que normalmente pasan inadvertidos por estar en un segundo plano.
Rumores de cerca y de lejos. Qué gozo es poder separarlos y degustarlos, tacita a tacita.
Penumbra que es relajación, momento de tranquilidad y de recuperación. Pulsaciones que bajan y aminoran el ritmo. Para continuar, antes hay que parar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario