Para quienes pensaban que Trump lograría terminar con los principales conflictos a nivel mundial, levantarse esta mañana y ver las noticias puede que haya supuesto un mazazo.
Con sus ya característicos vaivenes, en los que promete una cosa para luego desdecirse de ella, el presidente de EE.UU. ha anunciado, con toda su guardia pretoria a la espalda, en un breve pero claro comunicado, la aniquilación de las tres principales infraestructuras nucleares de Irán.
Tan sólo ha necesitado seis meses para cambiar el mundo, para hacer que su país entre en una guerra que la lógica dice que tiene de cara para ganarla, pero con la incertidumbre de no saber con qué bazas juega el régimen de los Ayatolás para hacer daño, mucho daño.
Ucrania no está en paz, dista mucho de llegar a algún acuerdo con sus vecinos rusos, que no aceptarán armisticio que les obligue a devolver ni un sólo palmo de territorio conquistado. Después del numerito de humillar a su presidente frente a las cámaras, acusando a Zelenski de estar jugando a provocar la III Guerra Mundial, es el propio Trump el que la promueve, en Oriente y ante el estado más inestable y menos previsible, con la ayuda de los fanáticos sionistas que empujan a un Netanyahu, al que desde el principio le importó un bledo el destino de los rehenes y sus familias. Puestos a pensar, quién sabe si el ataque de Hamás, no fue deliberadamente tolerado con una permisividad que asombra en el país más obesionado con la seguridad del mundo. Nada como cargarse de excusas y razones para trazar la hoja de ruta de un plan que sólo necesitaba del inquilino adecuado en la Casa Blanca para ser ejecutado. Gaza es historia.
La entente USA-Israel ha puesto sobre la mesa sus cartas, a todas luces vencedoras, sin que nadie en el concierto internacional de potencias le tosa o le haga sombra; con Rusia neutralizada y agradecida por la no hostilidad de sus antiguos enemigos irreconciables en el conflicto local, Europa anestesiada con los chantajes en materia de defensa, (¿Cuando se desmantelará la OTAN de una vez y se terminará con este paripé?) y China con su ya conocida postura medida de indiferencia y silencio relativos, sabedora de que ninguno de sus polos de influencia están siendo tocados por el gigante americano, especialmente África que está comprando a golpe de talonario sin sonrojo alguno.
Este es el mundo que nos viene, en donde el sistema de equilibrios y áreas de influencia se está reconfigurando; De todos los manuales que se emplean en las escuelas para enseñar a los niños, es el de geografía e historia el que más actualizaciones necesita. El mundo está cambiando y lo está haciendo como siempre, al son que marcan los tambores de guerra, con sangre y fuego.