Erramos el tiro y la atención. Cuando todos pensabamos que nuestro amigo Doni podía rendirse en cualquier momento, ha sido otro el foco de atención del día.
Un poco después de que se cayera de lado Desi, bajando una cuesta el primer día, se torció el pié José, terminando una bajada por un camino de tierra que tenía bastante gravilla. Lo que parecía un pequeño resbalón sin mayores consecuencias, ya empezó a lastrarle de camino a Cea y hoy, llegando a O Castro-Dozón ha convertido la etapa en una tortura para él.
Descolgados los tres, nuevamente me he quedado atrás para acompañar a los que van más despacio, hemos terminado la caminata bajando una cuesta de asfalto que nos conducía a la carretera que cruza el pueblo, con más pena que gloria.
Allí ya nos esperaba el resto del grupo, junto a Mariano y Chus, siempre en cabeza y abrendo camino, aprovechando que van más ligeros de piernas. Junto a ellos, Manolo, un ex-militar herido por una granada y que está vivo de milagro, pese a sufrir amputaciones terribles, nos ha amenizado la compañía y el almuerzo, en el que hemos dado cuenta de una generosa empanada de carne que nos hemos ventilado entera sin pestañear.
Aunque ya lo sabíamos desde Orense, gracias a Antonio el hospedalero del albergue de allí, toca neutralización por cierre en el albergue que el alcalde del pueblo se niega a abrir por desavenencias con la Xunta de Galicia. Eso nos ha obligado a coger un autobús para pernoctar en Lalín, la populosa e industrial capital del valle de Deza, que es famosa entre tras cosas por su homenaje a la industria porcina, a la que alguna estatua ha dedicado incluso.
Dia de ruta tranquila, a la postre, sin grandes dificultades que se ha hecho agotadora por culpa de la lentitud en la caminata. Para compensar, hemos reservado habitación en hotel de tres estrellas muy económico, y mesa en un restaurante del centro para degustar viandas de la tierra.
Antes una breve visita por la plaza de la iglesia nos ha permitido fotografiarnos con la famosa estatua del cerdo, al que por estos parajes se le tiene en muy alta estima, así como aumentar nuestra cosecha de sellos en la credencial, gracias a la visita a la asociación de amigos del camino en Lalín.
Con la panza llena y renqueante, ( no hemos sido capaces de comernos la enorme tortilla de patatas que hemos pedido entre los ocho), andamos como si fuéramos zombis y nos retiramos a descansar. Mañana comenzará la ruta hacia Silleda por un primer tramo del Camino de invierno, que es el que en realidad pasa por esta localidad y no el de la Vía de la plata.
Seamos los que seamos de partida mañana, el grupo sigue siendo de ocho. De un modo u otro, todos llegaremos caminando a Santiago, el sábado.
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