Comenzamos la aventura número once, esta por entregas, al hacer dos tramos diferentes anteriormente en enero y abril.
Con el grupo más grande con el que nunca antes haya peregrinado, ocho personas de cuatro nacionalidades distintas. A lo largo de estos seis días tendré tiempo de hablar con ellas y de ellas.
El día amaneció temprano, encapotado con esa neblina gallega que tarda en disiparse a lo largo de la mañana. Tras cubrir el primer tramo de más de nueve kilómetros por unas senda maravillosas con alguna que otra pendiente de dureza, el día terminó de manera decepcionante, cruzando polígonos industriales que nos dieron la bienvenida a la señorial y elegante Orense.
Menos mal que Rosa, nuestra novata portuguesa, quiso amenizarnos la entrada con su desparpajo. Aprovechando que pasábamos delante de un gimnasio de donde salían chicos corriendo haciendo una tanda de entrenamientos, no dudo en lanzarles piropos a todos cuantos veía de su agrado, logrando que alguno de ellos cogiera el guante que les había lanzado.
Almuerzo pantagruélico, tarde de reencuentro con peregrinas del camino de mayo pasado,(Fátima y Lorena, tan guapas como hospitalarias) y muchas risas, han puesto el colofón a un día transcurrido sin sobresaltos, salvo la caída de Desiree, nuestra novata venezolana, afortunadamente sin consecuencias.
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