Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 25 de mayo de 2023

Camino de Santiago Via de la Plata, (variante portuguesa). 4ª Etapa. Lalín- Silleda. 17 kms.

 Se confirmaron los peores presagios. José se ha levantado con el tobillo muy dolorido y ha preferido no forzar. Junto a él Desiree también ha decidido parar un día. Quedan los dos en Lalín mientras el resto continuamos la jornada de caminata.

 Hoy el día va de andar pendiente de los teléfonos. Cita en un fisio de la zona para darnos un primer diagnóstico que a lo largo de la mañana se confirma: José termina su participación en este camino como peregrino andante. Nos hará la cobertura con los dos coches, alternativamente, el resto del camino hasta llegar a Santiago.

 El comienzo de la etapa transcurre por una zona fluvial acondicionada aprovechando la cercanía del río Pontiñas; cada poco se ve algún mojón o placa conmemorativa, que recuerda la inauguración de este paraje, bonito y tranquilo, que aprovechan los vecinos para pasear o hacer deporte. El nombre de Jose Cuiña, antiguo alcalde y consejero de obras públicas con Manuel Fraga, aparece en todos ellos;  aspiró a suceder sin éxito a aquel, llevándose el gato al agua finalmente Nuñez Feijoo; me trae recuerdos de mi año de estudios en Galicia, cuando saltó su nombre en el escándalo de los trajes de agua, por cuenta de la recogida de chapapote derramado por el Prestige y del que supuestamente Cuiña se había beneficiado. Políticos de otros tiempos en una tierra demasiado azotada por costumbres caciquiles.

 La etapa parte del denominado Camino de invierno, al que nos hemos sumado por causa de fuerza mayor y que comienza su andadura en Ponferrada. El día se nos hace muy llevadero, vadeando sendas verdes que siguiendo la corriente del río nos llevan a parajes impresionantes, Cerca de una vieja fábrica derruida podemos separarnos unos metros de la senda y ver una cascada que hace las delicias de todos nosotros. Si en algo se caracteriza el camino, es por poder ver parajes así de hermosos y naturales.  

 Terminamos la etapa sin mayores contratiempos. La logística y la ruta se compenetran bien y aprovechamos el resto del día en nutrirnos con viandas de la zona y descansar. A la noche nos acercamos a una pulpería, donde degustamos un polbo rico en un local decadente que nos deleita con una película del oeste mientras cenamos. Como si fuera un perfecto resumen de lo que es Silleda, pueblo pequeño y un poco más grande que Cea, pero que parece un páramo inerme y desangelado, lleno de locales vacíos y escasa vida. Parece que esta tierra ha conocido mejores épocas. 

 Con frío, se ha levantado aire, terminamos la jornada y nos retiramos al hostal, un edificio de pisos reacondicionado como pensión para peregrinos. Velamos armas en espera de la quinta entrega, a la que, presumiblemente se sumará nuevamente Desi, tras su día de descanso.

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