Viento que azota el edificio entero y que agita las persianas, que acompañan con su sonido metálico el grito del aire en sus ráfagas.
Herméticas ventanas no franquean su paso, pero él hace acto de presencia igualmente, aprovechando cualquier recoveco para hacerse notar.
Parece ser que tengo un punto débil en el fortín. La que yo creía una empalizada compacta, tiene su Kerkaporta y abre una brecha a través de la campana extractora que parecer agitarse por momentos y hace de caja de resonancia al agente externo, ululante impenitente.
Poco a poco voy conociendo las virtudes y defectos de mi nuevo hogar; veremos cómo las inclemencias del tiempo, en otras estaciones, afectan e inciden en la que cada vez es más mi casa, por méritos propios.
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