Charizard

 Charizard siempre esta próxima a su tronco, como si fuera su principal refugio, en medio de la pecera de lujo en la que vive desde hace unas semanas.

 Tiene aspecto de animal prehistórico, pero es dócil y amable; deja que la toques y que sientas su rugosa piel de escamas que siempre está caliente. No en vano apunta su fino cuerpo hacia la lámpara cenital que le da los grados de temperatura que su cuerpo reclama y que le recuerdan a su hábitat natural, desértico.

 Come gusanos y grillos, que Israel, su dueño, guarda en una fiambrera para que se mantengan vivos. Cuando le ofreces uno, no tarda en acercar sus fauces a tu mano, aún a riesgo de que te muestre sus diminutos pero afilados dientes.

 No echa fuego, como el dragón de Pokemon al que le debe su nombre. Con curiosidad, siempre gira la cabeza para mirarte, cuando te acercas al cristal a saludarle. La Chari, como la llaman todos, vive feliz en su mundo de cristal desde donde otea el mundo de los humanos que lo han adoptado.