De vuelta al polvo de las corredoiras. Primera etapa relajada, de poco tránsito. Pocos son los peregrinos con los que se cruza uno a estas alturas del año, pese a la bondad de un tiempo que vuelve a darme temperaturas altas y cielos despejados.
Desde luego es el número de kilómetros que más se aproxima a lo ideal de una etapa del camino. Pies que han caminado cómodos y han terminado relajados sin grandes altibajos.
La cabeza va muy relajada, alcanzando tramos de mente en blanco. El camino terapéutico está funcionando.
Descansado en el albergue público de O Porriño, miro por la ventana y sonrió al ver la luz y el sol que aún nos acompañan en el tramo final de la tarde. Habrá que brindar por ellos con unas cervecitas para rematar un día espléndido.
Sólo es el comienzo, pero los primeros pasos ya están dados. Mañana las cuestas de Mos y las vistas del valle que anuncia la entrada en Redondela continuarán cincelando el plan de recuperación. Toca volver nuevo a casa. Vamos por buen camino, nunca mejor dicho.
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