Cada vez más altos, vida a precio de jabugo; moverse con el coche, un capricho, salir a tomar una cerveza, un lujo.
Con la espada de la estaninflación, que pende sobre nuestras cabezas como la hoja de una guillotina.
Y así todos los días, esos en los que un billete de veinte cada vez cunde menos.
Paradoja del ahorro, vida de eremita. Cuánto dilema.
Cada vez a menos, del legítimo aspiro a progresar al, que me quede como estoy. Carrera de empobrecimiento lento pero inexorable.
Cambiarán las tornas algún día, es problable. Mientras a aguantar, con el bolsillo cada vez más magro y los ánimos, cada vez más enjutos. Estoicismo con calzador.
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