Al cielo de París
aquella que bien valía una misa,
de hecho vale, catorce,
y aún podrían ser más
si alguna de las otras tres,
que quedaron vacantes
no hubiera decantado la balanza
hacia otro lado.
Catorce copas de mosqueteros
Catorce homenajes de pleitesía
al aviador que da nombre,
al torneo.
Orgullo patrio
del que para muchos es
el más grande de todos los tiempos.
Bien podría haber hecho carrera castrense
o ejercido reinado con fronteras,
de tanto sacar la bandera
ondeante en su mástil.
Nadal I el magnífico
por miles son tus cronistas
aquellos que dan cuenta de tus hazañas
grabadas en la retina
de unas imágenes de cada gesta,
que nunca cansa ver repertidas.
Ceda tu maltrecho pié,
más cancha o no,
tus súbditos/aficionados,
agradecidos
te rendirán condición de súbditos,
eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario