Fragilidad

 Y de repente te sientes frágil, voluble, porque todas las barreras han saltado, porque tu caparazón protector ha dejado de rendir servicio.

 Y te das cuenta de que es como si estuvieras desnudo, porque te han dejado al descubierto. Y te mueves desacompasadamente, porque ese terreno que antes parecía estable y que controlabas, ahora es una senda nueva, llena de cosas desconocidas.

 Y sin embargo lejos de sentir inquietud, tienes curiosidad, necesidad de dejarte llevar, de continuar por esa linea sinuosa y llena de recovecos, que se dibuja ante tus ojos. Y la sigues porque sientes que algo tira de ti, por ello mezclas curiosidad con obligación. Es una ruta de obligado cumpliento. No es tu voluntad la que decide, es tu corazón.

 Y esa sensación tan grata y tan intensa en el pecho, día tras día te acompaña y te da brio, te mueve aunque quieras parar quieto. Camino de ilusión.

  Y sólo es el comienzo de este peregrinaje apasionante. A los pasos físicos, ahora le siguen pasos de la palabra. Pasos al fin y al cabo. El camino sigue su curso.

 Descolocado, pero feliz, desmontado pero con confianza. Así transcurren mis días de desarme, días en que la rutina me abandonó para dar rienda suelta a la ilusión, a una debilidad que produce dicha, fuente de vida.