martes, 26 de abril de 2022

Herencias

 Da grima ver a los que antes se mostraban poderosos, intentando dar pena para paliar los efectos, demoledores ,de la opinión publica, que ahora los desprecia.

 Algunos se aplican a pie juntillas aquello del de tal palo, tal astilla. Delitos de diferente índole arrastraron al padre a la carcel y a la miseria en la que terminó sus días. Los que afectan al hijo, tienen una catalogación moral menos perversa, pero no por ello le van ha dejar exento de llevar el estigma de por vida.

 Queda el recurso de dar pena, de poner a disposición de las autoridades la herencia de la abuela, en aras de convertir el dolo inicial, en una buena voluntad que de inicio no hubo. 

 Siempre he sido muy escéptico con las huellas  y herencias de pensamiento, obra y omisión, no pueden estar escritas en nuestro mapa genético, ni aún pueden predisponernos a ello. Sería tanto como decir que la parte volitiva de cada cual no es más que un títere ingenuo, que cree que se mueve con libertad, cuando no deja de ser una marioneta cuyos hilos ya se mueven por la inercia de quien los maneja. No soy bueno porque mis ancestros lo fuesen, no soy un chorizo porque mis antepasados lo hicieran. De cuanto hace uno, ha de responder uno. Si somos seres humanos, lo somos con todas las consencuencias, sin subterfugios.

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