Despierto desde las siete, un sábado. Vigilia con sábanas que se pegan. Ensoñaciones que le hacen creer que sigue durmiendo. Café y magdalenas para mojar un futuro en el que no se levante sólo.
Y llegó el día ansiado por muchos, pero que deja el cuerpo del peregrino sentido trastocado, como triste por llegar a su fín. Para el fin...
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