Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 20 de enero de 2016

Crónica de un pacto anunciado

  Bien merece parafrasear a García Márquez y a su eterna creación para significar lo que está sucediendo en los mentideros políticos de este país. Apenas si han transcurrido cuatro semanas desde que celebramos unas nuevas elecciones, que dieron origen a la XI legislatura desde la restauración de la democracia. Cuatro semanas que han dado para mucho en torno a posibles coaliciones y pactos a tenor de los fragmentados resultados que han formulado las urnas; resultados que obligan a llegar a acuerdos para configurar una mayoría que sustente a un nuevo gobierno.

  Nunca antes unas elecciones habían dado un resultado como este. Mas de ochenta escaños han pasado de las tradicionales bancadas de los partidos tradicionales a nuevas formaciones que desde las Elecciones Europeas del pasado año vienen pidiendo paso. La zozobra económica. la incertidumbre a la hora de crear empleo y el continuo desfile de casos de corrupción que afectan a todas y cada una de las instituciones del Estado han terminado por crear una legión de desafectos y desencantados al denominado régimen del setenta y ocho, teniendo como primera muestra la obtención de representación parlamentaria, respaldada por mas de nueve millones de votos que han encontrado acomodo en opciones electorales nunca antes conocidas por estos lares. Ese voto de protesta, que demanda nuevos hábitos y nuevas respuestas a los problemas, no parece encontrar por ahora techo pese alcanzar la nada desdeñable cifra de ciento nueve escaños de un total de trescientos cincuenta.

 Aún con todo, ambas formaciones, Podemos y Ciudadanos, quedan necesariamente relegadas a un papel de bisagras, al ser necesario contar sus escaños para configurar una nueva mayoría parlamentaria que de sustento al nuevo inquilino de La Moncloa. Este, por razones que se antojan muy obvias, no puede ser otro que Pedro Sánchez, candidato del PSOE.

 Pese a perder las elecciones con un número de escaños tan bajo como nadie recuerda en la historia del partido, (noventa diputados), es el líder del partido socialista quien debe abrir la lata y constituir un proyecto de gobierno cuya estabilidad, a priori, debe tener visos de transitoriedad. El también ligero botín obtenido por el Partido Popular, pese a ganar claramente los comicios, le impide alcanzar acuerdo alguno en el hemiciclo, donde tan solo la formación de Albert Rivera está dispuesta a apoyar un gobierno, que no contaría con suficientes votos como para gobernar con estabilidad. Las opciones de pacto de los conservadores quedan reducidas a cero en el momento en que en la Calle Ferraz han descartado la posibilidad de llegar a una gran coalición como la constituida en algunas ocasiones en la República Federal Alemana. Desde un punto de vista político ese rechazo es acertado en tanto en cuanto, los electores del arco de izquierdas acabarían viendo la misma como una especie de claudicación a los intereses no solo de la derecha, si no de las instituciones comunitarias, fuertemente conservadores en materia económica y política. Dada la situación de imposibilidad total de contar con otras formaciones por parte del PP, partido que durante cuatro años ha gobernado a golpe de decreto sin contar con complicidades de otras fuerzas en el arco parlamentario, solo queda la opción de forjar una mayoría de izquierdas, donde PSOE, Podemos, IU y algunas otras fuerzas minoritarias ( PNV, Coalición Canaria) , podrían sumarse a la nueva mayoría.

  La constitución de la cámara alta, donde el PP cuenta con mayoría absoluta, ha servido para dar algunas pistas de cuales son los movimientos que permitirán crear un nuevo gobierno. La cesión de escaños, por parte del PSOE, para que ERC  y Democracia y Libertat, nueva marca de CDC en Madrid, puedan constituir grupos propios, son sin ningún género de dudas un guiño a esta nueva minoría catalana, que no ceja en su empeño de iniciar esta nueva legislatura con la intención de que sea la última como miembros del Estado Español. Eso no impediría conceder un apoyo parlamentario del que está por ver qué ventajas cedería el nuevo presidente del gobierno,(¿Celebración de referendum, concreción de una reforma constitucacional a fondo?), muy presionado por los barones de su partido que no paran de trazarle lineas rojas que no debería rebasar.

  Como se ve el panorama esta muy enrevesado. Pero las cartas están encima de la mesa. Nadie entendería que después de cuatro años de políticas de recortes y penurias, no se vertebrara una mayoría progresista que, entre otras cosas debería hacer frente a tres grandes retos: el de la recuperación económica, el del encaje de Cataluña en España y el de la creación de un frente de izquierdas que intente ganar terrenos en el marco de la toma decisiones comunitaria, donde las prácticas neoliberales poco margen dan a las antiguas políticas de compromiso y solidaridad. Mayoría que ha sido respetuosa con los tiempos y las formas, respetando la tradicional prioridad que a la lista más votada se le da a la hora de intentar forma gobierno, que ha dado semanas de margen para que el partido vencedor encontrase el modo de configurar un nuevo gobierno de derechas en este país. Ante la elección de volver a votar en marzo o conseguir un nuevo gobierno, siempre debería prevalecer esta última, no solo porque nada hace pensar que los nuevos comicios arrojaran resultados muy diferentes a los que se han cosechado el pasado veinte de diciembre, sino porque la no concreción de un gobierno otros dos meses más nada bueno podria traer a la credibilidad de un país en horas muy bajas y que necesita planes de acción ya.

 Además de lo que se juega el país, es mucho lo que se juega el PSOE, a quien esta oportunidad de gobernar se le presenta como un auténtico órdago. Con la sombra de Podemos en los talones, está en juego comprobar si mantiene la suficiente firmeza como para poder mantenerse como principal baluarte de la izquierda democrática en este país. Como dice el profesor  Carlos Taibo en su último libro, ¿Tomar el poder o construir la sociedad desde abajo?, (Editorial Catarata, Madrid 2015), la intención de Podemos no es la de liderar una revolución desde abajo para cambiar las cosas, si no la de tomar las instituciones para cambiar las cosas desde dentro. ¿Estamos ante un nuevo experimento socialdemocrata? La pugna PSOE-Podemos por liderar el espacio de izquierdas va a ser unos de los temas recurrentes del análisis político en los próximos años. Para empezar esa pugna están de entrada condenados a entenderse.

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