Inquilino de la noche,
rinde visita a oscuras,
y coge con sigilo
las piezas de esmalte
carentes de fuerza
y llenas de ternura.
Dientes de leche canjeables
como recompensa
siempre debajo de la almohada.
Aunque el coste de la vida, sube
incluso para este roedor de cambalaches
que antes permutaba por una simple moneda
y ahora lo hace por billetes de cinco euros,
Ratoncito negociante
no cejes en tu labor,
de sacar sonrisas de los chiquitines
pese a los cambios conyunturales
del mundo de las finanzas.
A fin de cuentas,
ver la cara alegre de un peque
al despertar
no tiene precio que suba o baje.
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