Migrantes que son carnaza, arrojados a su suerte en mitad de la nada, perdidos en medio de la fría frontera entre Bielorrusia y Polonia. Mecanismo de presión para evitar sanciones económicas, última ocurrencia del dictador Lukashenko.
Como ya hicieran en Marruecos y Turquía, personas que pasan a la primera línea de fuego, usados como medio de presión y chantaje. Otra forma de hacer política, eso sí miserable.
Volverán las imágenes de niños muertos de frío, abandonados a su suerte junto a sus familias, buscando cobijo en la tierra de las oportunidades que menos oportunidades da a los de fuera.
Espectáculos del primer mundo. A veces uno se pregunta si de verdad no estamos en el tercero.
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