Dice la Ministra de Asuntos Económicos y Vicepresidenta primera, (suena un tanto truculento eso de sustituír la tradicional cartera de Economía por Asuntos Económicos), que recuperaremos los niveles de crecimiento pre-pandemia, antes incluso de que finalice 2021.
Eso es lo que le dicen sus indicadores, posiblemente suministrados por colaboradores que filtran y extrapolan datos en aras de obtener el mejor resultado posible, ese que siempre quiere mostrarse, sobretodo cuando se es representante público, cara a la opinión del común.
Son números, al fin y al cabo, números que a veces uno se pregunta si se corresponden con la realidad.
Sobretodo si nos referimos a esa realidad cotidiana de barrio, del día a día, la de las calles que pueblan tu barrio o tu zona, especialmente aquellas donde residen la mayoria de los locales, que, habitualmente, se destinan al alojamiento de negocios de todo tipo. Esa realidad, que entiende poco de números, parece desfilar en estos momentos por unas sendas que no casan con lo que transmiten los dirigentes ministeriales.
Donde antes hubo peluquerías, inmobiliarias, tiendas de ropa e, incluso bares, (sí, uno es consciente de lo dura que es una crisis cuando ve cerrarse bares), ahora yacen inertes persianas bajadas y llenas de mugre, donde puede verse el cartel de Se alquila o Se traspasa, deteriorado por las inclemencias de la luz, agua y viento. Donde antes hubo trasiego, ahora reina el silencio y la decrepitud.
Qué ingrato es este país para los curritos por cuenta propia, que no pintan nada, ni siquiera para las estadísticas, y qué pena, porque sin la vida que los pequeños negocios dan a las calles y al entorno más próximo, el día a dia se hace más complicado y también, más triste.
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