Para unos es una subida de mierda, para otros una mala decisión, puesto que va a generar un incremento de la economía sumergida, comprometiendo la consecución de nuevos contratos. Ni a unos ni otros gusta, y siempre con la misma cantinela. Cada vez que se toca el SMI, parece como si temblarán los cimientos de todo el sistema económico.
Y eso que no es más que una cifra orientativa, que delimita que por debajo de ese importe no se debería aceptar trabajar, para nadie. Y desgraciadamente se queda en eso, en un simple debería.
En un sitio como éste, en donde la ideología la determina cuánto llevemos en los bolsillos, es lo habitual ir a la gresca, incluso cada que baila una simple y minúscula cifra. Cuánto de picaresca, de abuso y de indolencia hay detrás de polémicas como ésta. Cuánto de hispano, a fin de cuentas. Somos lo que somos, tierra de conejos, según decían los romanos, y así seguimos, cada uno en su madriguera.
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