Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 17 de septiembre de 2021

Ética para inversores.

 La última entrega de la saga del comisario Kostas Jaritos, no deja indiferente, como viene siendo habitual, si bien el enfoque económico que sirve de transfondo para narrar este nuevo caso policial tiene en esta ocasión un transfondo más político y social, si cabe.

 En Ética para inversores, Petros Márkaris ( Edit. Tusquests), se hace eco de los diferentes movimientos que a lo largo y ancho de toda Europa, se han ido desarrollado para protestar por las incuestionables  estados de pobreza a los que están vienodse abocados determinados sectores de la sociedad, a quien hay que sumar a los mograntes, condenados a una vida de miseria y gueto, pese a su persistencia de permanecer en un primer mundo que solo les quiere para darle los tranajos que los autoctonos no quieren

 De ese modo salen a colación movimientos como el 15M español, los chalecos amarillos franceses, o los sardinas italianos, todos ellos movimientos reactivos que hacen suyas las calles para ocupar un espacio que en otros tiempos ocupaban sindicatos, asociaciones y partidos de izquierda.

 No en vano y como proclama que sirve de hilo argumental a la trama, la narración comienza con un sepelio, con el traslado de un ataúd vacío, a una propiedad desierta, donde se representa, simbólicamente, una muerte: la de la izquierda, como defensora de los más débiles. 

 La diatriba izquierda-derecha, que durante tantas décadas ha protagonizado el debate político y la lucha electoral, viene ahora sustituida por dos nuevos protagonistas: los ricos y los pobres; como ha ocurrido siempre, sí, pero con la salvedad de que ahora los pobres no tienen quien les represente. De esa guisa, tan sólo queda organizarse con recursos propios para defender los derechos de trabajadores en precario, clases medias deprimidas y migrantes sin papeles, todos metidos en el mismo saco.

 Ni que decir tiene, la trama, se hace eco de la disputa entre miembros de todo el arco ideológico sobre quiénes son pobres y a quiénes debe protegerse y ayudar. La irrupción de los nuevas  siglas de ultraderecha que reclaman sólo atención para los nacionales, y lanzan ondanadas contra el Islam y sus practicantes, se hacen eco también en la historia. 

 Todo un retrato de actualidad, como transfondo para desarrollar una nueva novela negra y policíaca. Con la habitual maestría narrativa, clara, concisa y directa Márkaris despliega en esta ocasión una oleada de crímenes donde los inversores inmobiliarios son las víctimas. Para disfrutar y reflexionar, una vez más.

 


 

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