Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




domingo, 1 de enero de 2023

San Silvestre

 Vino el ultimo día del año cargado emociones; día que comenzó muy pronto, a las siete de la mañana, con la intención de aprovechar las primeras horas para seguir haciendo cosas en el nuevo piso. 

 A media mañana llegó la primera gran noticia: la cama de Ikea estaba por fin montada, con su colchón, sábanas y edredón a punto. Iba a empezar el año durmiendo en una cama nueva, la primera vez en casi dos meses además de hacerlo en una cama cualquiera, después de intentar dormir en sofás y sofás-cama que me han dejado baldado. 2023 me regala de inicio un sitio adecuado para descansar. Menuda declaración de intenciones.

 Hechas las enmiendas en la casa, cogí el coche y me acerqué hasta Plaza de Castilla, para comer con mi partner deportivo de la jornada. Después de tomar un buen plato de pasta y reposar un rato, nos acercamos a los aledaños del Bernabeu para sumarnos a esa explosión colectiva que es la San Silvestre Vallecana, la que llena de gente corriendo las calles de la ciudad.

 No sin ciertos percances, gemelos que no funcionaban y se cargaban y cuesta de la Albufera que parecía inclinarse más de la cuenta, cubrimos los diez kilómetros de la prueba, llevados en volandas por el vecindario del barrio más auténtico de Madrid en el último tramo, ese que más cuesta con las fuerzas tan justas.

 Contentos y derrotados de cansancio, con las piernas tan rígidas como dos tablas, volvimos en metro al punto de partida, para comenzar los preparativos de una cena en la que estuvieron más pesentes los ausentes que nosotros mismos. Noche de emociones y de despedidas. El brindis después de las uvas deseándonos un feliz año nuevo, sonó a algo más que a frase hecha: es un año nuevo con todas las consecuencias.

 Comienza una nueva etapa, esa que tuvo su punto de inflexión con el cambio de residencia y que, a buen seguro, traerá más novedades a una vida que estaba demasiado anquilosada. Doce meses por delante para trabajar en proyectos, buscar novedades y comenzar a rodearse de gente que sume y aporte. 

 Volviendo por la autopista con el coche, con una afluencia de tráfico inusual para las dos de la mañana, con la mirada fija en el haz de luz de los faros, sonrío pensando en lo bien que voy a dormir y descansar en la primera madrugada del año. Buen comienzo, si señor.



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