Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 23 de enero de 2023

Espontáneo

 La primera vez que oí la palabra fue en casa de mis abuelos, delante de la televisión, donde estaban retrasmitiendo una corrida de toros, a los que mi abuelo era muy aficionado.De repente, alguien que no estaba invitado al evento, saltó al ruedo, ataviado con una gorra campera y un capote improvisado. Al barullo de la gente en las gradas, pronto se unió la voz sobresaltada del comentarista que gritaba, ¡Señores un espontáneo ha saltado al ruedo!; no tardaron los miembros de la cuadrilla del que toreaba, en rodear al osado protagonista, antes de que los efectivos de la policía nacional lo agarraran por cada brazo para sacarlo del albero. Ese, esta noche duerme en el cuartelillo, decía riendo mi abuelo mientras le daba otro tiento a su vaso de vino.

 Siempre me hice la pregunta de por qué le llamaban y aún hoy siguen llamando espontáneos,a quienes hacen una cosa así,  si una acción de este tipo  no podía menos que ser premeditada. Quizá por la aventura de ponerse delante de un morlaco, a sabiendas de que las cámaras de televisión le iban a dar publicidad en todo el país, en esos tiempos en que sólo había dos canales y tener encendida la tele era casi una obligación.

 Nada mejor para cubrir dudas que recurrir al diccionario, que en su segunda acepción, refiere: [acción] Que se realiza por propia voluntad, sin estar coaccionado u obligado a ello.

 Qué duda cabe que detrás de un gesto espontáneo no hay mayor argumento que las ganas de querer hacerlo; con respecto a lo que hay detrás de una acción así, si definitivamente hay coacción u obligación, las dudas son más que razonables. Consciente o inconscientemente nuestras acciones siempre tienen un porqué detrás, convirtiendo la espontaneidad en algo muy difícil de lograr, en realidad.

 

 

 

 

 

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