Contra todo pronóstico he vuelto a ver tu foto, a ver tus ojos, pequeños y oscuros, contraste cromático con tu piel blanca y fina, como de porcelana.
Por más que poses con ese hieratismo tan tuyo que hace de tu rostro una muralla, son ellos los que vuelven a hablar por tí; mucho antes de que muevas, siquiera, la boca para articular palabra alguna.
Toda una atalaya por descubrir y por desenmarañar. Todo un imán. Pasa el tiempo, pero no pierden un ápice de su poder de conmover.
No hay comentarios:
Publicar un comentario