El caso es dar y repartir. Que no se diga que no se da. Luego ya veremos de dónde sale, cómo lo justificamos.
Tiempos de cheques, pan para hoy y hambre para mañana. Pelota de partido de tenis en ciernes. Volverán los cantos llenos de reproches. Ya no vivimos en la calle, el mundo es una gigantesca red social y la piel es tan fina, que no darse por ofendido te hace muy raro. Tiempos extraños y líquidos, tal y como Bauman los definió.
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