Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 29 de julio de 2022

Guardar la ropa

 Hora de guardar la ropa. 

Mutis total. 

Bajar la persiana y salir a respirar aire,

 aunque sea caliente e ingrato.

 El calendario sigue dejando hojas caer. 

Tres días, tres,

 para conseguir la condicional.

 

jueves, 28 de julio de 2022

Denso

 Denso, que no te quiero denso,

días que sabes cuando empiezan, pero no cuando acaban.

 Mañana ya viernes, aunque con otro fin de semana 

de duración variable.

 Calendario que pasa lento,

demasiado.

Nada para que llegue el dos.

Libertad.

 


miércoles, 27 de julio de 2022

Darse a los demás

Darse es recibirse, tal y como uno es. No hay mejor forma de conocerse.

Luces

Luces cuando llega la oscuridad. La dulzura en formato imprevisto.Siempre hay hueco para un poquito de sosiego, especialmente cuando cae del cielo. 

 Tanto cambio de marchas hace sufrir el motor. Puesta a punto de un ralentí pasado de revoluciones.

 Mantenimiento de vía rápida. Sin puesta apunto no hay caso de seguir.

 

lunes, 25 de julio de 2022

Carencias y virtudes

 Hará como cinco años, cuando una nueva compañera se incorporó a la empresa; venía de Alemania, donde había residido los últimos veinte años, formado una familia y trabajado como tantos otros muchos, que se han buscado las habichuelas fuera de casa.

 Accedió a su puesto por sus conocimientos de alemán, el único punto fuerte en lo referente a sus habilidades profesionales. Se notaba que era su primer trabajo administrativo,  tanto que apenas si era capaz de configurar su correo electrónico corporativo.

 Con la habitual poca paciencia que suelen gastarse la mayoría por estos andurriales, la chica en cuestión acabó llegando a mis manos, y con un poco de tacto y ayuda acabó por familiarizarse con las herramientas de trabajo. Superó su periodo de prueba, consolidándose como uno de los pilares de su equipo de trabajo, a día de hoy.

 Como si de una devolución de karma se tratase, esa misma chica perdida y poco capacitada al inicio, está ayudándome ahora a familiarizarme con mis aplicaciones de trabajo, una vez que todo nuestro sistema operativo ha migrado de una vieja aplicación a una más actual.

 Aquel tiempo invertido en su formación y aterrizaje, hoy me esta siendo devuelto. 

 Sus carencias de entonces son hoy sus virtudes que me devuelven toda la ayuda que di en su momento. Inversiones a largo a plazo, nunca a fondo perdido. Invertir en ayudar a otros siempre da réditos.

sábado, 23 de julio de 2022

El dueño de las horas perdidas

 Todo lo que queda abandonado en las vías públicas pasa a ser propiedad municipal. Aunque hay horarios específicos para retirar enseres, es frecuente ver los contenedores de basura y sus proximidades colmados de utensilios de todo tipo: menaje del hogar, sillas, colchones, electrodomésticos... Todo aquello que traperos y chatarreros no rapiñan con antelación, acaba en manos de los operarios del ayuntamiento.

 De entre todas las cosas que se tiran, hay algunas que llaman la atención. Colecciones enteras de películas en formato VHS, libros, cuadros, algunos con imágenes de vírgenes, ropa de todas las edades... Cosas que tuvieron su vida y su importancia y que ahora, acaban abandonadas en la calle, sin que la mayoría de ellas goce de una segunda oportunidad.

 Hoy volviendo a casa de mi paseo, en una fila de contenedores de basura estaba un lienzo de dimensiones grandes, junto a lo que en algún momento debió ser un caballete donde seguramente ese lienzo estaba apoyado. Sobre un fondo azul marino, se perfilaba la figura de una persona a medio acabar, a juzgar por su fisonomía, la de una mujer.

 Cuántas horas de trabajo empleadas en aplicar óleos sobre ese lienzo, con la idea de crear algo, obra artística fallida, que ni siquiera quedará en el cajón de los proyectos por acabar, procrastinados una y otra vez.

 Horas invertidas y no rentabilizadas. Iniciativas que empiezan y no acaban nunca; caminos iniciados con ilusión que embarracan más adelante, sin llegar nunca a ninguna parte. Quién no ha empezado alguna vez algo, que no llegó a buen puerto, nunca.

 Sigo caminando y dejo el lienzo atrás. El ayuntamiento será a partir de ahora el propietario de todas esas horas perdidas, me digo, salvo que algún romántico salve el proyecto de cuadro de la planta de reciclaje. 

jueves, 21 de julio de 2022

Senectud

 Caminaba encorvado, mirando al suelo, contando los cuadrados de las baldosas de la acera, de uno en uno, o de cuatro en cuatro, según le diera cada día. Calculaba a ojo de buen cubero, los centímetros de cada una. Cada día la distancia desde casa al parque era diferente.

 Con el bastón en la mano izquierda, y el pañuelo de tela en la derecha, siempre en ella, haga frío o calor. Cuando te haces viejo el moqueo no es fruto del frío.

 No todos los días el banco del parque está vacío. La cercanía del instituto le obliga a compartirlo con los que hacen pellas a media mañana, justo cuando el sol más dulce coge carrerilla y sube.

 Se acomoda en otro más apartado, más oscuro. No importa. Las palomas no entienden de sol ni de temperaturas. En cuanto saca la bolsa con migas de pan y arroz, el corrillo de arrullos se hace evidente.

 Un día trás otro, semana a semana. Qué lejos quedan los días en que un sábado era distinto a un lunes. 

 Se acaba el condumio, aunque no por ello las vecinas aladas abandonan. Desde hace años son la compañia más fiel que tiene, aunque sea interesada.

Hora de volver, de desandar lo andado, de volver a contar baldosas, de hacer cálculos. Todos nos volvemos de ciencias y hacemos números en la senectud.

 

 


miércoles, 20 de julio de 2022

Polvo

 Como en los Cuatro Postes. Suelas de unas apargatas gastadas por el uso, con una horma tan hecha al pie que ha dado de sí. Contenido que desborda a un continente sin oficio por vetusto.

 Nada como sacudir el polvo acumulado, ese que es muesca de una camino vital, que muchas veces trasiega por terrenos baldíos.  Pero no por insustanciales dejan de pesar. Cuántas cosas que no aportan, ocupan y acumulan. Toca evacuar.

Darse cuenta de ello, desde luego lo más difícil. No hay peor ciego que el no quiere ver, dicen. 

Vidas ejemplares, que muestran el camino de cómo comportarse. Como la santa a las afueras de su ciudad. Renegar de lo que pesa. Imprescindible.

 Seguir con la ruta, calzados rudimentariamente, tal vez,  pero ligeros de equipaje. Con lastres siempre, pero sólo los justos. Baste con seguir lo tortuoso de la senda, lo más difícil, la gran aventura.


martes, 19 de julio de 2022

A volte

 A volte mi sveglio, guardo la finestra e subito arriva il flash del cinque, giusto quando il tram fa il suo giro a sinistra. Finisce Settembrini e comincia Vitrubio. Lontano ascolto il rumore del motore che fa strada verso la stazione centrale.

 Sicuramente sia soltanto un secondo, un paio magari, ma la stanza appare iluminata come si fosse un racconto, luce che se ne va e mi lascia sul letto; tutto oscuro di nuovo.

Sogno recorrente. venticinque ani fa e ancora mi ricordo del momento, giusto, quando la luce tornava a me senza fare niente. Bella metafora di vita. La luce non se ne va, mai.

 

lunes, 18 de julio de 2022

Brigadistas

 Palabras que pretenden ser un homenaje, un pequeño reconocimiento a personas que se han dejado la vida luchando contra el fuego.

 Héroes anónimos, que todos los veranos se dejan la piel tratando de cortar el curso de unas llamas traicioneras, a veces impredecibles, fuente de destrucción de unos bosques y parajes que cada vez nos ahogan más. Fuente de oxígeno que desaparece y no se repuebla fácilmente. Lo que una lengua de fuego destruye en unos minutos, tarda veinte años en volver a brotar y a estar en las mismas condiciones.

 Gracias por jugaros la vida, por tratar de salvarla, en forma de vegetación y de animales, gracias por proteger patrimonios y otras vidas. No habría forma de compensar una labor tan sacrificada como necesaria.

 Que cunda el ejemplo de sacrificio, ese mismo que otros muchos hacen en otras profesiones igual de abnegadas, entregadas a preservar el bienestar de los demás. 

 

 

 

 

viernes, 15 de julio de 2022

Cambio de marchas

Hurtado y sus gafas de pasta de fondo,

imagen borrosa de colorines

runrún de sesteo,

hasta que la sandía

obligue a pasar al excusado.

Cantinela de tardes

de verano a la sombra,

escondidos cual topos,

a la espera del declive

de un Lorenzo que pica,

inmisericorde.

A oscuras casi,

reviven las calles

y los grillos y sus cantos

ponen la banda sonora

de una película de tertulias,

 hasta las tantas.

Horarios que cambian

para cubrir las horas

de unos días,

donde no hay más obligación

que parar e intentar descansar. 

Cambio de marchas.

 

 

 


jueves, 14 de julio de 2022

Aburrirse

 Tiempo para descansar, para domir, para leer. Tiempo para hacer todo eso que no haces cuando estás en tu rutina, en tus semanas de sesión contínua de lunes a viernes.

 Lista de cosas por hacer, pretensiones de cumplirla, a rajatabla.

 Luego pasa lo que pasa, que las horas de libertad pasan lentas, que hay tiempo de sobra, pero buena parte de todo lo que tenías en mente hacer, se queda en barbecho.

 Asociar tiempo libre con hacer cosas, a veces, no es la mejor combinación. Descanso implica no hacer nada, simplemente. Tiempo sin uso es un tiempo bien invertido.

 Dime cómo te aburres y te diré cuánto te admiro.

miércoles, 13 de julio de 2022

Playa

 Días de calor, 

todos los caminos conducen a la misma Roma,

la de ese alivio salino,

remanso de agua y arena.

 Mediterráneo de calma chicha

aguas calientes que,

son un alivio 

en medio de la ola.

Curioso que elementos tan contrarios

se representen con la misma palabra.

Olas húmedas y secas,

protagonistas de un julio

lento y anodino. 

Sofocos de ida y vuelta,

hasta nueva orden.



martes, 12 de julio de 2022

37 grados

 37 grados y un montón de huesos,

con algo de pellejo alrededor.

 Temperatura dentro y fuera

que no deja indiferente, 

que hace mella y desgasta.

 En ebullición.

Antesala del frío,

que congelará

dentro de unas semanas,

seguramente no tantas. 

Decisiones

si no se toman, te vuelven cobarde

si las decides, te llueven los piropos.

Del calor al frío,

pasando por el chaparrón;

lluvia de palos,

chuzos de punta

que caen por todos lados.

 Es un asunto muy viejo,

con ese socio traidor,

dirán muchos.

Será el dictamen de siempre

el que ponga en su sitio 

a cada cual.


 



lunes, 11 de julio de 2022

Gas

Dependencia de algo transparente y oculto, 

escondido en lo más profundo.

Oro invisible, a fuerza de cañonazos.

 Oferta y demanda manipulada,

laissez faire de nuevo cuño.

 Ricos que ven peligrar status,

pobres que no ven fin al pozo,

como siempre.

Panorama cambiante e incierto,

cada veinticuatro horas hay novedades.

Rutina sin fin,

al menos a corto plazo.

Vidas, bolsilllos y orgullos,

todos en entredicho.

 Algo que parece nuevo,

de nuevo cuño.

Nada más lejos de la realidad.

Orden establecido desde hace más de treinta años.

El que quiera ver, 

que mire.

 

 

 


 

viernes, 8 de julio de 2022

El 13

 Siempre me han dicho que tengo los pies en el suelo, a lo que yo también anadiría los ojos, gracias a la costumbre que, desde muy pequeño, tengo de ir mirando al suelo mientras camino.

 Eso me convierte en un trapero ocasional, capaz de advertir en mitad de la calle cosas de lo más variopintas; Así es como he encontrado monedas, billetes, pendientes, relojes... La lista es interminable, incluyendo cosas tan poco comunes como un escapulario.

 El otro día, haciendo el camino al supermermercado, me encontré junto a un coche una bola de bingo, nada menos que con el número trece. Ni corto ni perezoso me agaché a cogerla y ahora anda en la mesilla de entrada de casa. Quizá porque me hizo gracia, que entre las noventa bolas que normalmente tiene un bingo, apareciera justo ante mis pies la de un número tan significativo.

 Nunca he sido supersticioso, pero reconozco que me interesan las historias que hay detrás  de cosas que supuéstamente dan suerte o la quitan. En el caso de este número, hay tanto material detrás de su asociación con la mala fortuna, que da para documentarse hasta donde se quiera, desde un punto de vista religioso o profano. Es otra forma de conocer la historia, la de los miedos y las creeencias que hay detrás de ellos.

 Por ahora, ahí seguirá, hasta que algún día me canse de verla, o termine por hacer limpieza y acabe desechándola.  Dudo que cambie nada de mi vida, que me de suerte o mala fortuna. Será un simple ornamento más de un recolector de cosas improvisado.




 

 

jueves, 7 de julio de 2022

El motero (2)

 Ayer volví a verlo. No muy lejos de donde suele parar, en la entrada del polideportivo, una de las zonas de paso del barrio. 

Pero esta vez, no iba vestido como siempre.

 Acostumbrado a verlo con su chupa de cuero y casco blanco, chocaba verle con una sencilla camisa a cuadros, de manga corta, chaleco ligero de color negro, una mochila colgada a la espalda y una bolsa de plástico con comida. Caminaba a paso ligero y parecía contento. A juzgar por cómo movía los labios, iba tarareando una canción.

 Disfrazado de persona normal, caminando por la calle como cualquier hijo de vecino, enterrando por completo la estampa de aspirante a motero, el que ayer caminaba por Hacienda de Pavones, era Sancho, en vez de Quijote.

 Vida que es un baño de realidad permanente, con apenas unas pocas rendijas por donde se cuelan los sueños, esos que de algún modo siempre se persiguen, y que no siempre se cumplen. 

 Envoltorios que nos camuflan, vidas que no descubren lo que somos. Intimidades que salen a la superficie, a ratos. Común denominador.

 

 

miércoles, 6 de julio de 2022

Lapsus

 En medio del sopor, el granizo reparador, tormenta de viento y agua, de embestidas atronadoras, sin relámpagos de acompañamiento. 

Apenas unos minutos de repiqueteo de piedras de hielo y gotas de lluvia que caen virulentas. Música celestial.

 Olor a tierra mojada, a aire fresco y limpio. El caldo de todos los días se ausenta por un rato.

 Ni media tarde y estamos a oscuras. Persianas bajadas que antes repelían el calor y ahora lo hacen con la lluvía. Los elementos que mutan, aunque se muestren igual de hostiles.

 Tregua de una canícula, contundente. Tormentas reparadoras. La tempestad en julio tiene forma de calma chicha y achicharrante.

martes, 5 de julio de 2022

Hipocondríacos

 Nada peor que comerse el tarro, especialmente en cuestiones médicas.

 A cuenta de la pandemia, muchos creían que después de superar esa prueba, nada volvería a ser igual. Pero la realidad, parece desmentir esos malos presagios. Las mascarillas vuelven a ser una rareza, salvo donde son obligatorias, y las rutinas de trabajo y ocio vuelven por sus fueros.

 Sin embargo, un poso de inquietud se mantiene latente; un miedo oculto, que no paraliza en todos los casos, que está ahí presente. Y cuando se vive en un estado de zozobra, en el filo,  el creer que se está enfermo porque se identifican algunos síntomas, es el siguiente paso. Paso previo y necesario a buscar información por cuenta propia, antes que buscar ayuda por cuenta ajena. Ya era una práctica extendida, que en todo caso, ahora se propala de un modo más notorio, pero el autodiagnóstico, no sólo está entre nosotros, sino que ha venido para quedarse y extenderse.

 Leía el otro día en un periódico a doctora comentar que los nuevos galenos han de ser conscientes de que han de tratar a pacientes que no son legos en la materia. No como antes. Antes se iba al médico a escuchar un diagnóstico. Ahora hay quien lo rebate, ¿Pérdida de autoridad? Al final quien dicta sentencia es el conocimiento, el que sabe qué debes hacer para sanar, ese lleva la sarten por el mango.

 Suplantación de una nueva hornada de hipocondríacos. Jugar a ser médicos de mentira, cada vez se lleva menos.

lunes, 4 de julio de 2022

El último profeta

 2022 es el año de Pasolini, cuando se conmemora el centenario del nacimiento del director, escritor e intelectual italiano, trístemente malogrado en 1975, cuando fue encontrado en una playa de Ostia, brrutalmente asesinado.

 De entre todas las actividades, eventos y publicaciones que conmemoran la efeméride, en lengua castellana destaca la biografía de Miguel Dalmau, Pasolini, el último profeta, galardonada con el Premio Comillas y publicada por la Editorial Tusquets.

 Escrita en capítulos cortos, que narran cada etapa de la vida del artista, con sus referencias familares nítidamente remarcadas, como elementos decisivos de la vida de un creador, sensible y condicionado por los desplantes de un padre borracho y atormentado, una madre protectora y siempre presente, y el hermano fallecido en la guerra, cuya ausencia nunca dejará de estar presente, la biografía da cuenta de cada etapa creativa donde la labor de profesor y docente siempre aparece perfilada en una persona dotada para la formación y la comunicación, como pocas.

 Hombre de extremos, siempre esclavo de una líbido incontenible, que le hacía dedicar muchas noches a la búsqueda de chaperos con los que compartir sexo  esporádico y de su condición de homosexual, siempre un lastre en la católica Italia, su obra es una crítica impenitente al mundo burgués y sus reglas, y a los poderes fácticos, esos que según la opinión de algunos, están detrás de su pronto y extraño asesinato.

 Incapaz de dejar indiferente a nadie, adorado o aborrecido a partes iguales, la lectura de este libro es una oportunidad de acercarse a la obra de un artista único y genial.

 


 

 

 

viernes, 1 de julio de 2022

El motero

 Ayer lo vi pasar, de nuevo, a pocos metros de la entrada del polideportivo. Con sus zapatillas blancas, sus vaqueros anchos y la chupa de cuero negra.

 De una de sus manos cuelga un casco de color blanco, cogido con desgana estudiada, la misma actitud con la que mueve la cabeza, mirando con desdén, especialmente cuando pasa cerca de alguna chica.

 Se sienta sobre una de las barandillas que hay delante de la entrada, colocada ahí para aparcar las bicicletas; saca su teléfono móvil y finje estar mirando algo en él, aunque a cada poco levanta la cabeza para ver si le miran, o tal vez para ver si viene alguien que espera.

 No tendría nada de particular la escena, si no fuera porque nunca hay una moto cerca de él. Ni tan siquiera por llevar una chupa de abrigo con treinta grados en la calle. Es el motero sin burra, el angel del infierno que no ruge, porque no tiene donde subirse.

 Al poco se incorpora y vuelve por donde ha venido. Tal vez para ir a casa, o quizá para continuar su ruta, visitando alguna de las otras zona concurridas del barrio, buscando quien sabe qué. Caminando por su particular pasarela de sueños, esos que pueblan la cabeza, y dan rieda suelta a los pies, lanzándole a la calle a buscar aquello que anhela, para que se haga realidad, algún día.