Comienza la primavera

 Comienza la primavera, con nubes y aviso de lluvia, agua que limpia el aire y ayuda a que todos nos quedemos en casa.

 Comienza la primavera y pocos son los que se alegran. Ánimos alicaídos y ambiente derrotista. No invita la situación a muchas alharacas.

 Comienza la primavera y no deja de extenderse el bicho. Hoy ya son más de mil los que no están, y más de vente mil los que se han contagiado. No atisbamos el pico de la curva.

 Comienza la primavera si, pero nada clarea en las conciencias. Ofuscarse y soltar exabruptos es la manera algunos de desfogarse. 

 Comienza la primavera y, si, la sangre altera, la hierve, en forma de discusiones domésticas por cualquier cuestión. Nunca estar tan cerca ha dado más ganas de estar más lejos.

 Comienza la primavera, y con ella seguimos en este estado latente, como gusanos de seda confinados en su capullo, que no protege sino atosiga y a veces hasta ahoga.

Comienza la primavera. La más triste nunca acaecida, para nosotros claro. Y con ella continua el estado de excepción, ese al que no nos acabamos de acostumbrar porque nunca nos han venido tan mal dadas. Hacer de la necesidad virtud, aprender de lo acontecido. Crecer y hacernos más fuertes. Deberíamos hacer de esto un mantra.

 Que los nubarrones den pie a un cielo limpio y soleado. Que venga pronto. Y que esa bonanza no caiga en la costumbre del olvido. Hay piedras en las que conviene tropezar solo una vez.