La patria de la libertad y de las riquezas se llena de ciudadadanos que inundan plazas y avenidas, que no han esperado mas de tres meses para salir a la calle a poner de manifiesto su malestar por las actitudes desquiciantes de su presidente electo.
Las calles de ciudades locales ponen el grito en el cielo con concentraciones para pedir una ley justa de alquileres que proteja el derecho fundamental de poder acceder a una vivienda en condiciones dignas.
Que el mundo anda revuelto no es una novedad. Que se encuentre de esa manera por cosas tan obvias si que lo es y esto son simplemente dos razones para generar descontento, hay muchas otras.
La calle siempre ha sido nuestra. Es muy posible que la lista de convocatorias para salir a protestar aumente. Hay demasiado en juego y con consecuencias que son terribles para los de siempre, los que menos pueden y tienen.
Protestar, verbo que hay que conjugar con asiduidad. Basta ya de tanta indolencia y de tanta mansedumbre.