Verdaderamente
impactante, leer el artículo que publica hoy El País,
titulado: Visnja Pavelic, la hija del genocida: medio siglo recluida en su
piso de Madrid, en referencia a la hija de Ante Pavelic, afincada
en Madrid hasta su fallecimiento en dos mil quince.
Con la
lectura del artículo, no he podido evitar recordar el trabajo de C.O.U.
en la asignatura de Historia contemporánea que me pidió realizar mi profesor de
entonces, tristemente ya fallecido, Maximino. Aquel trabajo que
en esencia buscaba explicar los motivos de la terrible Guerra de los
Balcanes, de cuyos ecos no terminamos de librarnos hoy, treinta años
después de que surgiera el conflicto, me llevó por sinuosos caminos de la
historia de ese país ficticio llamado Yugoslavia, que no fue otra
cosa que un polvorín encubierto bajo el amparo del paraguas que ofreció la
figura de Josef Broz (Tito), principal arquitecto de un régimen
comunista que difícilmente pudo sobrevivir a su muerte, aunque viviese diez
años más anclado en su gran mentira, hasta que el conflicto surgiera a
principios de los años noventa.
Tirando
del hilo y buscando en las raíces de la inquina y animadversión que croatas y
serbios principalmente se han manifestado a lo largo de muchos años, no tardé
en toparme con la figura de Ante Pavelic, político y dictador,
fundador del Movimiento revolucionario de levantamiento croata, Ustacha, en
la década de los años treinta, y que se erigió en caudillo o poglavni,
del Estado Croata en los ominosos años de la Segunda Guerra
Mundial, alineando a su país entre los incluidos en el Eje, o lo
que es lo mismo, como aliado de la Alemania Nazi en el
conflicto.
De cómo
gobernó el país en los primeros años de la década de los cuarenta, hasta que
fue liberado de su yugo, dan cuenta testimonios de la época, así como una
abundante bibliografía al respecto, que no duda en retratar a Pavelic
como un nazi más, ejecutor de al menos trescientos mil civiles, especialmente
en su principal campo de concentración en Jasenovac, donde fueron
esclavizados, torturados y masacrados, romaníes, judíos
y principalmente serbios, y es que el suyo, además de aliado de
la locura expansionista nazi, fue un régimen dictatorial que principalmente
alimentó el odio y rechazo de todo lo serbio.
Escondido
en un monasterio jesuita en Italia tras su derrocamiento, embarcó en un
buque en Génova que le llevaría hasta Argentina, aprovechando las facilidades
que ofrecía la denominada ruta clandestina Ratline, gracias a la
cual otros conocidos genocidas, (Adolf Eichmann, Joseph Mengele, Klaus
Barbie), pudieron huir de Europa, burlando a la justicia. Así durante
diez años, vivió con su familia en el país austral como un empresario llegado
al cono sur en busca de oportunidades de inversión y enriquecimiento, hasta que
un atentado, sufrido en Buenos Aires en mil novecientos cincuenta y siete, le
dejó físicamente maltrecho, pero vivo; fue entonces cuando amparándose en la
protección que el franquismo ofreció en España a exconvictos de la Alemania
nazi y sus aliados, fijó su residencia en Madrid, donde vivió dos años hasta su
fallecimiento.
Fotografías
paseando por la Puerta del Sol, en una merienda de campo al lado
de la carretera, o en Santa Pola, junto a la playa, el artículo
referido hace mención a la vida sencilla de sus últimos meses de vida, como
bien refiere su hija, principal valedora del testamento de su memoria y legado,
que ha guardado celosamente en forma de documentos que no se han dado a conocer
y que muy probablemente están bajo tierra como lo están ahora ella o su padre,
tal y como reconoce en esta entrevista Visnja, que siempre negó
que su padre fuera un asesino.
En el Cementerio
de San Isidro de Madrid están los restos del dictador y su familia,
tumba a la que nunca le faltan flores frescas y que es lugar de peregrinación
de exaltados patrióticos y ultras futboleros. Bajo la inmensa lápida de piedra
que cubre sus restos, hecha así para evitar que ningún vándalo pudiese profanar
sus restos, queda uno de los principales valedores de esa infinita cuota de
odio miserable que ha llevado a pueblos hermanos a enzarzarse en una de las
guerras civiles más cruentas de la historia.
Referido
artículo:
https://elpais.com/elpais/2020/03/17/eps/1584471192_157479.html