Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 27 de diciembre de 2019

Sobre los huesos de los muertos

 Decía un buen amigo en tono de broma el otro día, que este año los premios Nobel de Literatura habían recaído en la Murakami polaca (Olga Tokarczuk) y en el Murakami austriaco (Peter Handke), y es que cada año el escritor japonés aparece en un lugar destacado en las quinielas que apuestan por su nombre como el elegido. Pero un año más la suerte le ha sido esquiva y la academia ha optado por otros nombres, dos en este caso y los dos europeos, dejando de ese modo normalizada la lista de galardonados que aun tenía pendiente el asignación el vencedor del año pasado.

 Viene esta anécdota a colación como consecuencia de la pequeña recensión que aquí se deja de una de las novelas de la que es ya oficialmente la vencedora del galardón en 2018 y es que bien podría decirse que Olga Tokarczuk construye en sus novelas un pequeño ambiente lleno de magia, creencias, naturaleza y destino, como si de resultas de ello se creara un mundo onírico donde las cosas no necesariamente son lo que parecen, y no las explicaciones oficiales son las que realmente funcionan.

 En Sobre los huesos de los muertos, (Ediciones Siruela), la escritora polaca hace una mezcla original, algo así como una novela policíaca donde en un entorno rural se investigan unos crímenes, cometidos en el clásico sitio donde nunca nadie espera que pase nada. Una vieja profesora de inglés, que ocupa su tiempo en mantener en buen estado un pequeño grupo de casas que se alquilan por temporadas y  que vive aislada en un entorno rural, es la protagonista de esta historia esencialmente ecologista. Apasionada del bosque y de sus animales, a los que considera portadores de una esencia similar a los de los seres humanos, ocupa su tiempo en interpretar los horóscopos, a los que otorga mayor influencia en nuestras vidas de la que nuestro raciocinio se atreve a reconocer y en hacer la vida imposible a los cazadores, a los que planta cara, sin dejar de denunciarles a las autoridades a la primera ocasión de que dispone.

 La muerte de uno de esos cazadores en extrañas circunstancias será el inicio de esta especie de thriller naturalista, donde el amor por el entorno y el respeto a las reglas del medio ambiente serán la base sobre la que se sostiene una trama llena de giros inesperados, reflexiones profundas y revisiones de una vida que nos empecinamos en complicar y con ello empobrecer. 

 Con un lenguaje llano, cercano, que invita a la complicidad,a participar de la trama como si se fuera un lugareño más, Olga Tokarczuk construye una historia donde pasión, ternura y crudeza comparten escenario en un lugar que se llama habitualmente la vida. Y al igual que el escritor japonés la descripción de los paisajes, de los ambientes y hogares, de las comidas y bebidas están envueltas en una aureola de proximidad, complicidad y ensoñación que hacen del universo de la autora polaca un espacio mágico,uno de los más interesantes de ser novelados y leídos en la actualidad. Desconocida para mi hasta su encumbramiento con el Nobel, su descubrimiento a través de esta lectura supone una gratísima sorpresa que habrá que ampliar  con nuevas lecturas de sus trabajos. 



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