Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 23 de noviembre de 2018

Memorias del Subsuelo

  Cuando cae en tus manos algún relato de Fjodor Dostojevski dos cosas te quedan claras si has leído anteriormente alguno de sus trabajos:  La magnífica composición de lugar que hace de la historia, escenificando las situaciones con tal maestría que llega uno a verlas literalmente mientras lee, y la otra es la profundidad psicológica con la que retrata a sus personajes, identificables con acciones, situaciones o circunstancias con las que es fácil identificarse.

  En estas Memorias del subsuelo, el título más que un acierto es un elemento de sugestión profunda, Dostojevski recrea un debate interno encarnado en la figura de su protagonista, un pobre funcionario de inferior escalafón, personaje de poca monta, atormentado por sus dudas y sobretodo por su falta de iniciativa, aquella que le ha llevado a ser un mindundi sin mayor reconocimiento que la vida rutinaria sin atractivos ni incentivos que tiene su mejor exponente en su domicilio, las cuatro paredes del sótano insalubre en el que vive.

 Ese espacio, habitado pero a la vez carente de vida, es la metáfora que emplea el autor ruso para escenificar el interior del ser humano, ese que pasa de un estado de euforia a otro de miseria y frustración casi en un instante. De un modo u otro el autor nos hace partícipes de ese escenario dando a entender que todos en algún momento de nuestras existencias, vivimos mentalmente en un sótano húmedo e inhóspito.

 No en vano ese espacio es el que habitaba el propio Fjodor cuando escribió esta obra, a mediados de la década de los sesenta del siglo XIX. Atormentado por el fallecimiento de su  esposa, y afectado por sus achaques físicos, encontró en sus propias cuitas y miserias internas el material necesario para cargar de negatividad la trama de su obra.

 Memorias del Subsuelo es como un espejo, como un espacio donde cada cual puede verse ante su propio reflejo, pues no en vano cada existencia viene marcada para bien o para mal, por cada acontecer que llega a ella, y por cómo se digiere y se asimila cada momento malo. Cómo se continúe adelante, es lo que nos diferencia a unos de otros.
 


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