Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 24 de julio de 2017

El monarca de las sombras



El monarca de las sombras es la última novela publicada por Javier Cercas. Como todos los años, en cada una de las ferias del libro que se celebra en el Paseo de Carruajes del parque del Retiro, tengo por costumbre llevarme a casa un ejemplar firmado por su autor, y este año ha sido el elegido Cercas. Como bien me pone en su dedicatoria, Javier, voy a permitirme la licencia de tutearle, más si cabe después de charla con él durante varios minutos mientras me rubricaba el ejemplar comprado, me insistía en la idea de que este nuevo trabajo era una especie de pequeño extravío, libro del que desconocía que grado de aceptación podría tener, y que confesaba que le había dejado agotado.

  No es para menos; estamos hablando de un libro difícil, que en formato de novela, conjuga historia y biografía familiar, dando como resultado un producto final que fruto de su mestizaje, deja trazas difíciles de clasificar. Si en Anatomía de un Instante ya Cercas hace malabares al tratar de novelar un accidente político notorio de cuyo desarrollo dependió buena parte del futuro transcurrir de la bisoña democracia española, en El monarca de las sombras, trata de novelar una episodio o una parte de la trágica Guerra Civil española, sometido a un doble hándicap: el de verse obligado a ser riguroso en sus aportaciones al texto, y al intentar ser objetivo en sus planteamientos, sin que el nexo familiar de la historia le lleve a sesgar los argumentos de la misma.

  De todo esto se deduce que Cercas en este ejercicio de equilibrismo ha alcanzado un grado de madurez literaria que posiblemente eleve a esta novela a una de sus más altas cotas como creador literario. Porque a pesar de la complejidad del experimento Cercas consigue escribir una novela. Novela cargada de una fuerte emotividad de la que no queda exento el lector, que poco a poco va adentrándose en la particular investigación del siempre ceñudo y riguroso articulista político que antes de plasmar sobre el papel sus impresiones sobre un hecho, busca recabar toda la información disponible sobre el mismo. Así cogidos de la mano, autor y lector, se adentran en un largo y continuo trayecto de ida y vuelta entre la Cataluña de adopción y la rural zona cacereña de origen donde el protagonista de la historia, un soldado del bando franquista, Manuel Mena, tío abuelo del autor, acaba siendo enterrado tras morir en la más terrible batalla del conflicto Civil: la del Ebro en septiembre de 1938.

  Buceando en libros, en recuerdos familiares apegados a fotos o pequeñas cartas, el testimonio de los pocos vecinos de Ibarhernando que quedan vivos es la gran punta de lanza que permite a cercas no solo avanzar en su historia, también en perder el miedo a contarla. En un país como este con prejuicios que se manifiestan sobre todo en el temor que tenemos a enfrentarnos a nuestro pasado más reciente, escribir dos novelas que enfrentan a las dos posturas es un riesgo que algunos no terminarán de entender del todo. Quién sabe si en la mente de Cercas ya estaba la intención de escribir este relato sobre su familia y su relación con el sangriento conflicto entre vecinos que fue la Guerra Civil Española, al escribir Soldados de Salamina. Una especie de sentimiento de vergüenza que poco a poco se va disipando es la base sobre la que se articula esta historia donde vínculos emocionales y hechos históricos juegan una partida de cartas donde no queda un vencedor claro definido y donde se buscan respuestas a la gran pregunta: ¿Por qué, y qué sentido tuvo una guerra tan demoledora?

 Esta nueva entrega de Cercas ahonda en el género de novela testimonio donde la historia es contada de una perspectiva emocional que acompaña a los hechos relatados, dándoles un formato diferente al que el historiador riguroso y distante ofrece a sus aproximaciones a los hechos. El grado de implicación que el lector alcanza en una de sus anteriores publicaciones, El impostor, cuya inverosímil historia no deja indiferente a quien lee sus líneas, alcanza en esta nueva novela un grado de compromiso difícil de superar. Y aunque su autor considere esta forma de relatar hechos históricos como un extravío, ese grado de alteración emocional de la realidad, cada vez va sumando un mayor número de lectores comprometidos con esa peculiar visión y esa forma de narración más humana y menos fría, que convierte a la lectura en una auténtica vivencia. 



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