Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 26 de abril de 2013

Pescar en río revuelto

 Ayer tuve ocasión de rendirme a uno de esos momentos de nostalgia en que uno cae de cuando en cuando, como si se tratase de un pequeño letargo, a raíz de la contemplación de unas fotos en el periódico. Y eso que las imágenes invitaban a todo menos a pensar en escenas tiernas; en ellas un grupo de policías anti-disturbios trataban de reducir las acometidas de un embozado que junto a otros elementos antisistema trataban de tomar a la fuerza la Facultad de CC Políticas, Sociología y Trabajo Social en un intento de caldear la jornada de protestas del veinticinco de abril, cuyo punto álgido debía ser la segunda intentona de invasión al Congreso de los Diputados en la Carrera de San Jerónimo.

 Las puertas de entrada al recinto de un tono naranja pálido que en contraste con los ladrillos a la vista de un tono similar o más parduzco jalonaban la escena violenta de por sí, en uno de los accesos ( probablemente el de la zona sur, cerca de la secretaría), han sido las grandes precursoras de ese momento de rememorar hechos pasados, hasta el punto de quedar en un segundo plano la escena retratada: la de un grupo de radicales que consideraron necesario iniciar la jornada de actos de protesta con una iniciativa contundente, entrando a machete en las instalaciones de la Complutense en Somosaguas, intimidando al personal no docente que trataba de invitarles a deponer su actitud y que concluyó con la agresión a una persona perteneciente a la administración de la facultad, amén de retener contra su voluntad a un determinado grupo de personas en el recinto académico.

 Tal vez lo lógico fuera manifestar mi profundo rechazo por los acontecimientos de ayer; de hecho la foto publicada en los medios da para ello; sin embargo mi percepción del asunto ha tomado unos carices más bucólicos, precisamente porque el entorno en que se produjeron los acontecimientos, ha formado parte de mis rutinas diarias a lo largo de seis años de mi existencia.

 Quien ha estudiado en Somosaguas, en cualquiera de las escuelas o facultades allí existentes ( Económicas y Empresariales, Psicología, Trabajo Social Y CC Políticas y Sociología), es buen conocedor del microclima académico que en ese campus ubicado en las inmediaciones de Húmera y Pozuelo, da cobertura a un determinado grupo de disciplinas técnicas y sociales lejos del entorno de Ciudad Universitaria, donde se halla el núcleo de instalaciones de la Universidad Complutense en Madrid. De entre todas ellas, la mía, la facultad de políticas, siempre fue centro de acogida de determinados grupos que con el objeto de enarbolar reivindicaciones de tipo político y social, montaban cada cierto tiempo actividades y manifestaciones para hacerse notar y montar ruido. Allí se recogía dinero y enseres para enviarlos a Cuba, o se participaba del tradicional rastrillo de los jueves en el pasillo de la biblioteca, o simplemente se invertían horas muertas en la denominada como moqueta, sala exenta de utilidad alguna que se empleaba para organizar timbas de mus, incipientes botellones a base de botellines de cerveza y sangría, o tertuliadas aliñadas con fumadas de marihuana escuchando canciones de grupos como CCCP.

Eran los años del GAL y de Filesa, del resurgir de Ruiz Mateos y las longanizas que paseaba por el salón de actos cuando vino a darnos una charla... Siempre hubo entonces gente de espíritu inquieto que se caracterizaba por sus posturas radicales; entre mis compañeros de entonces había gente de toda condición y pelo: desde miembros del grupo Ultrasur del Real Madrid, pasando por nacionalistas gallegos o vascos de acendrada actitud antiespañola.

 De todo esto han pasado casi veinte años. Hace mucho que no paso por el campus, aunque a tenor de lo visto en las imágenes poco parecen haber cambiado las cosas; al menos no en los paisajes, puede que si que haya cambios en algunos comportamientos, visto los niveles de organización y despliegue de medios que emplean algunos para reivindicar ciertas cosas. Cuando entramos en la facultad allá por el año noventa y tres, España estaba inmersa en una profunda crisis que trataba de gestionar de alguna manera el ministro Solbes, el cual quince años más tarde ha dejado el mismo cargo dependiente de otro gobierno y otro presidente, en una situación aún peor de la que se encontró al inicio, dando la bienvenida a la mayor etapa de recesión que haya conocido jamás este país. Eran aquellos también tiempos difíciles, con incertidumbres en lo relativo al trabajo de los jóvenes, sin expectativas de conseguirlo al terminar los estudios, con una carga de negatividad flotando en el ambiente casi tan agobiante como ahora. Aquella etapa se saldó en positivo en un periodo de tiempo relativamente corto, y con los años se alcanzó una etapa de crecimiento y riqueza como nunca antes hemos visto. 

 Gente radical hubo entonces y la hay ahora; gente que se salta las normas y que coge atajos por vías poco civilizadas hubo antes y habrá en el futuro. Me consta que a muchos, como a mi, no les habrá sorprendido la estupidez de estos embozados, que probablemente ni tendrán vinculación con la facultad, y que han decidido usar Somosaguas como primera etapa de un día de violencia programada de la que se han descolgado grupos activos como la PAH o el propio 15-M. Y como colofón a la absurda estrategia de estos angelitos, apenas mil quinientas personas han secundado la convocatoria de apostarse en Neptuno en los aledaños del Congreso al que todos cada vez restamos más credibilidad sin necesidad de montar tamaños numeritos. Cada cual recoge lo que siembra y estos que tratan de pescar en río revuelto, amparándose en la amargura de la gente para cometer sus tropelías, han visto, afortunadamente, como el tiro les ha salido por la culata. Me alegro mucho.

 Ahora solo falta no publicitarles ni darle mayor divulgación a estas patochadas de gente sin demasiada chicha en la mollera. Mientras yo me quedo con mis recuerdos. Tanto es así que he decidido un día de estos volver por la facultad,  ahora más que nunca que volvemos al redil univesitario. Sea

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