Nueva semana que llega a su fin, esta marcada por días festivos que han dejado reducida al mínimo los días de faena en estos inicios del mes. Día del trabajo, festivo de la Comunidad de Madrid y recuerdo histórico a la Guerra de Independencia contra Napoleón, en medio de los primeros pasos de un mayo que sigue inmerso en una atmósfera variable e inestable.
La semana ha sido poco productiva a tenor de los festivos, pero no ha dejado de dar noticias en lo económico y lo político, haciéndose eco de esa climatología de primavera que hace enorme la amplitud térmica y deja bajo mínimos los intentos de poner un poco de cordura a los pronósticos.
Ha sido la semana de Bankia y sus alzas y bajas, haciendo que, a día de hoy y tras subir un setecientos por ciento el martes pasado,sea por valor de capitalización el primer banco de Europa con un valor bursátil superior al de Inditex, valor insignia patrio del momento en la bolsa.
Semana de berrinches futbolísticos, en el que el doble duelo hispano teutón ha dejado alicaída la moral nacional, mas susceptible de sufrir altibajos por razones deportivas que por asuntos recurrentes a las necesidades del bolsillo.
Semana de palos en lo político, con las controvertidas cifras que en relación al índice de crecimiento de este país vuelven a poner las expectativas en lo mas negro, por gentileza de nuestros socios europeos y sus gerifaltes. Cifras negativas de crecimiento, y porcentajes altos de paro sazonados por el reconocimiento de un ejecutivo que parece por momentos tirar la toalla y reconocer la mayor: que no va a ser capaz de crear empleo en los próximos años.
Semana de bajada de tipos, de caída a mínimos del euribor; la prima de riesgo baja a niveles de 2010 y el estado consigue financiación a mejores condiciones en el mercado secundario de deuda.
Donde estarán las semanas en que nada digno de mención ocurría, o al menos así lo parecía; aquellas en que las cosas venían dadas de tal manera que su asimilación apenas si requería esfuerzo. Al paso que vamos, perderemos hasta la capacidad de asimilar la información que recibos, ya que la condición de frustrarnos o sorprendernos parece haberse anquilosado hace tiempo. Esta es la realidad que nos toca vivir, agitados al ritmo de una montaña rusa en la que prima lo económico.
viernes, 3 de mayo de 2013
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