Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 19 de abril de 2013

Carrera continua

La maratón sigue,y no precisamente haciendo gala de las condiciones que caracterizan a las grandes citas deportivas que durante el año la práctica del denominado running tiene señaladas en el calendario. La escena aun permanece como una foto fija en la retina del común, que fruto de este espontáneo reportaje se convierte en espectador necesario del evento sin participar en él:  la linea de llegada sita en una gran avenida, un reguero constante de corredores que con gesto de esfuerzo y sacrificio llegan renqueantes a la linea de meta, gente ubicada a ambos lados de la calle jaleando a los héroes que han conseguido completar los más de cuarenta y dos kilómetros y , de repente... incomprensiblemente se oye una denotación terrible a las puertas de una cafetería perteneciente a una cadena internacional de establecimientos de restauración, para acto seguido contemplar como se levanta una nube de polvo, y a continuación el horror...

 Resulta difícil explicar acontecimientos como este acontecidos en la maratón popular más antigua de cuantas se celebran en el orbe, cuya lista de espera en las listas de inscripción puede ocupar varios años; menos aún entenderlos. Cómo un acto lúdico que siempre viene acompañado por ese carácter festivo y alegre puede servir de tapadera para que determinados intereses oscuros decidan atentar contra la vida de las personas, de un modo, indiscriminado, cobarde y cruel.

 El fenómeno no es nuevo; cada cierto tiempo los Estados Unidos  sufren actos de este calibre, justificados en oscuras razones de reivindicación política o amparados en la falta de cordura del sujeto entregado a la actividad terrorista, vía delirios de cualquier índole; cabría decir que uno no debería de sorprenderse dada la facilidad que hoy en día se tiene en aquel país para conseguir armas de fuego o material pirotécnico con que poder elaborar trampas explosivas; pero aun con todo, es imposible no estremecerse al imaginar la dantesca escena y los espantosos daños que la misma ha generado.  Tres personas han perecido fruto del ataque, contabilizandose entre ellas un menor de apenas ocho años que esperaba entre el público ver la entrada de su progenitor acompañado de su familia, gravemente herida.

 El papel de los medios cuya eficacia y prontitud a la hora de emitir comunicados e información acompañada de imágenes ha alterado el estado de consciencia y de asimilación de los hechos; sirviéndose de la figura del reportero amateur  en que nos hemos convertido todos gracias a los dispositivos electrónicos que en forma de teléfonos  o camaras digitales llevamos en el bolsillo; hoy en día no hay que esperar apenas para tener confirmación de los hechos o de la magnitud de los mismos gracias a estos testimonios espontáneos que permiten tener conocimiento de la realidad prácticamente en tiempo real. Ese mismo despliegue de imagenes e información cruzada es la que esta permitiendo en estos momentos identificar y acorralar a los causantes de tan cruel tragedia, que cercados por la policía se resisten a la detención defendiéndose a tiro limpio; como si de una macabra retransmisión deportiva se tratase, minuto a minuto se tiene consciencia de qué sucede y cuales son las variaciones en el marcador de un partido que está próximo a su finalización. Tal y como si se tratase de la famosa  escena de la persecución del delincuente de la película  Fahrenheit 451, rodada por François Truffaut según el relato de Ray Bradbury.

 Son efectos de la globalización y de la nueva sociedad de medios que hacen de nuestra existencia una unidad temporal donde hay poco espacio para descansos y lagunas de conocimiento y en donde todo cuanto acontece forma parte de una carrera continua.
 
Sirva esta pequeña entrada de homenaje a las víctimas de este luctuoso hecho de Boston y de todos cuanto acontecen desgraciadamente a diario en el mundo.

Descansen en paz.

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