Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 21 de marzo de 2014

Cambio de estación


 Otra semana más que se nos marcha del calendario, pero ya está aquí cargada de polen y brotes verdes, aunque no de aquellos que en otro tiempo dieron tanto que hablar en otros ámbitos, más bien de talante económico y político, que sirvieron para alentar a algunos y encender y enervar a otros. Esos ya son historia y pasado; estos vienen con aires renovados y están aquí entre nosotros oficialmente desde ayer día veinte de marzo a las 17:54 minutos.

Continuo camino de idas y venidas. Primavera es sinónimo de alegría, de buen tiempo salpicado de insectos, polen y alergias, cada vez más contundentes y purulentas. Como cada año, un almendro que puedo observar desde la ventana de mi dormitorio,  me anuncia con sus espléndidas hojillas blancas el advenimiento del calor y sus prebendas.

 El aire huele diferente, a nuevo, como renovado; diferentes aromas dulzones, emanados en su mayor parte de plantas y flores que se deciden a reverdecer y con ello seducen a los sentidos, haciendo más amable y ameno el tan cotidiano acto de salir a la calle a cumplir con obligaciones y rutinas.

 Primavera es sinónimo de sol y de luz; en apenas unos días volveremos a poner en hora nuestros relojes, ganando con ello una hora de luz que será la antesala de largos días en que no anochecerá antes de las ocho de la tarde.

 Es tiempo de preámbulos, de preludios; todo son parabienes y aunque aún quede lejos la canícula con sus calores impenitentes y sus tardes de sofoco y tedio, estos primeros síntomas van dando pequeños toques de corneta que hacen las veces de anuncio de la etapa estival, cada vez más próxima en el tiempo.

 Ojalá fuera siempre primavera, al menos en nuestras cabezas con sus recuerdos y en nuestros languidecidos corazones, de tal guisa que amputara malos recuerdos y negativas actitudes. Ojalá. Transitorias sensaciones que algún día fueran perennes.

 Tal vez la condicion del ser humano no esté hecha para perpetuar esas situaciones y sólo se alimente de fugaces y efímeros momentos, que a base de pequeños golpes y empujones,nos hacen seguir avanzando en ese camino constante que es la vida de cada cual. Empellones, pequeños arrebatos, todos ellos llenos de energía y vitalidad y gracias a los cuales, mantenemos el paso en esta carrera de obstáculos que es la vida, como si fuera un cambio de estación cualquiera.





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