Hay mucho que rescatar estos días. También que regenerar. Cuanto antes
nos pongamos a la tarea antes vadearemos una crisis que además de
golpear los bolsillos, también debería golpear las conciencias...)
Han pasado apenas unos meses desde que escribiera estas lineas allá por el mes de mayo en relación a la terrible incertidumbre económica que vivía este país en esas fechas, al borde del rescate financiero por parte de la Unión Europea. Ya entonces hablabamos de regeneración de una clase política a la que le perdían las formas por su modo de afrontar los asuntos referentes al colectivo como si se tratase de una verbena. Ahora, como ya también entonces se barruntaba, ya que buena parte de los escándalos de corrupción andaban presentes en la realidad económico-política del país, la actualidad informativa y mediática viene salpicada por diferentes casos de corrupción económica que afectan a todos los estamentos del país, no quedando exento ninguno de los mismos, ni siquiera la mismísima Casa Real.
Mis palabras de mayo parecen a día de hoy un tanto timoratas y algo ingenuas. Blandas incluso en un momento como este en que la dureza de la situación está llevando a algunos a límites próximos a la indigencia mientras quienes rigen nuestras vidas, no hacen más que enviar mensajes de contención y austeridad; ¿Regeneración? No es el momento. Toca zafarrancho de limpieza, porque solo limpiando podremos acometer con garantías el proceso de saneamiento completo tal y como se requiere cuando un lodazal ha invadido nuestras vidas; primero hay que sacar el barro, luego esperar a que se sequen las humedades antes de iniciar la tarea de limpiar y luego adecentar.
Tal vez así consigamos sacar de sus madrigueras a estas ingentes mareas de aprovechados que han equivocado la vocación de servicio público con la del aprovechamiento en beneficio propio gracias a cargos
políticos. Solo así nos quitaremos el sinsabor de ver como algunos se sonríen mientras son detenidos y llevados al calabozo, o el tener que asistir a bochornosas peinetas practicadas por algunos a la vuelta de algún viaje de placer en el extranjero. Toca pasar página sin dejar rescoldo alguno de tanta inmundicia y de tanto miserable.
No hay más remedio. Toca pasar la escoba.
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