Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 15 de marzo de 2013

America Latina está de moda

 Es un hecho que hay épocas que se caracterizan por los acontecimientos que transcurren en ellas, quedando por ello marcadas e impregnadas de un inevitable aroma que sirve de condicionante a la hora de valorarlas en un futuro más o menos inmediato. Todo y todos de un modo claro quedamos sujetos a esa especie de regla del condicionamiento que hace que se nos perciba de un modo u otro según sean determinadas circunstancias, que no nos definen pero si nos marcan, hasta el punto de formar parte de nuestras propias personalidades e identidades.

 Esa regla es aplicable a cualquier ámbito que nos propongamos, político, económico, científico, deportivo... Nos acordamos siempre más de unas épocas que de otras siempre en función de hechos aislados o puntuales que suceden y que de algún modo dejan su impronta marcando el futuro de esas etapas por efecto de la simple asociación a aquello que aconteció.

 Las dos últimas semanas van a ser recordadas por don hechos significativos que, aún siendo diferentes en cuanto a la relevancia y significación que llevan implícitas detrás, guardan sin embargo, un puñado de nexos de unión que permiten incardinarlas en un mismo contexto local y global a la vez.

 El pasado día seis de marzo, el vicepresidente venezolano Maduro certificó con trascendencia y sentida emoción ante las cámaras de televisión en una emisión cuya señal fue seguida en todo el mundo el deceso del presidente Chávez. Con el anuncio se ponía fin al constante tráfico de comentarios, rumores y verdades a medias en que se había convertido la evolucíón de la enfermedad que el presidente americano ha llevado con absoluto sigilo y opacidad mediática. El fallecimiento del otrora comandante golpista reconvertido en líder democrático patrio y en referente político panamericano solo ha puesto un punto y seguido a un acto político-teatral cuya siguiente puesta en escena pasa por certificar si tendrá o no continuidad en el tiempo lo hecho por el finado. Las próximas semanas servirán de anticipo para comprender que camino emprenderá la denominada revolución bolivariana, cuya intención de convertirla en perenne pasa casi necesariamente por exportar sus preceptos a otros mandos localizados en otras zonas de la América Latina. Es el momento de conformar la continuidad en manos de otro dirigente, siendo Correa el mejor colocado en ese aspecto, con la consecuente permisividad y conformidad del siempre vigilante país líder en lo económico de la zona,  Brasil.

   Aún con todo el análisis político-estratégico requiere tiempo, como no puede ser de otro modo. La reflexión coyuntural dejaría sin comprender infinidad de cuestiones de cuyo calado ahora no se puede obtener información de primera mano, ya sea por las incertidumbres que se crean tras un acontecimiento lúgubre como este, que no por esperado despeja incógnitas en lo relativo a la sucesión y continuidad de lo hecho, o por las inevitables servidumbres que el azar otorga a todo mandato político. La idea de confrontación radical en la región frente al poder omnipresente estadounidense por la vía de hechos consumados en materia económica y energética y mediante la vía de propaganda masiva seguirán marcando la agenda política de la región huérfana de liderazgo claro por momentos. 

  Aún no se ha enterrado a Chávez; a decir verdad no se sabe qué se quiere hacer con sus restos, si exponerlos a lo Lenin  en una urna de cristal o inhumarlo en el Panteón Nacional junto a Simón Bolívar. Y mientras corre el tiempo veloz, camino de un proceso electoral donde candidato oficialista y líder de consenso opositor prometen protagonizar un duelo electoral apasionante, dadas las circunstancias y lo que hay en juego; la fractura social y de convivencia en Venezuela dependen en mucho del dictamen de las urnas.

 Con la desaparición de Chávez aún caliente, El Vaticano ha concluido su enésimo conclave elector para designar la figura de un nuevo cabeza de la Iglesia católica con quien paliar la traumática renuncia de Joseph Ratzinger a la silla de Pedro. Con la pompa y boato acostumbrados, aderezados con la característica dosis de suspense representada por el particular sistema de comunicación elegido para  dar a conocer los resultados de la elección ( fumata blanca y anuncio por parte del cardenal proto-diácono). El resultado del  conciliábulo fue presentado extra homnes con sorpresa incluida:  a la luz de las cámaras y casi en horario prime time, la figura del cardenal argentino Berboglio aparecía en la balconada de la loggia central de la Basílica de San Pedro para sorpresa de propios y extraños. Hombre de 75 años, enfermo de pulmón, con amplia experiencia en materia eclesiástica y episcopal y un pasado en donde no se caracterizó por el rechazo a posiciones autoritarias en lo político, el Arzobispo de Buenos Aires es la nueva apuesta de la iglesia católica para hacer frente al estado de vacío dejado por la sorprendente renuncia de su predecesor. Ortodoxo en lo dogmático y progresista en lo social al ser conocida su labor de prédica y asistencia a los más necesitados,el nuevo prelado está llamado a ser el primero en muchas cosas de puertas adentro y también a fuera, dada la gran influencia que el Obispo de Roma tiene en todo el orbe, al margen de ser el primer papa llamado Francisco, el primer latino americano en alcanzar la más alta distinción eclesial o en resultar el primer jesuita que conseguir el hábito blanco.

 En apenas una semana y como consecuencia de ambos acontecimientos. América Latina ha pasado a ser centro de atención mundial. Futuros acontecimientos de diferente índole pondrán nuevamente en órbita a una región que desde hace tiempo no se resigna a tener un papel secundario y tutelado. Son nuevos hechos que se suman al periodo de cambio político y geoestratégico que el globo esta desarrollando y que tiene en Asia y esta parte del mundo dos actores de primerísimo nivel. 

 El  mundo está cambiado. América Latina está de moda.

 


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