Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 22 de enero de 2020

Besugos

  Recuerdo que ya hace algunos años, cuando en mi retribución en especias en la empresa se incluía la posibilidad de recibir clases de idiomas, que escogí apuntarme a un curso de inglés de empresa impartido por varios profesores, (un galés, una londinense y una estadounidense), cuyo principal encanto consistía en oír inglés hablado en diferentes acentos por aquello de mejorar el oído.

 En una de aquellas clases, con Paul, el galés, salió como curiosidad la expresión diálogo de besugos, que al parecer nuestro profesor no había escuchado antes, pese a llevar varios años residiendo en Madrid.

- ¿Besugo? mmm but... It´s a fish!!!,  dijo netamente sorprendido al no terminar de entender por qué empleábamos un pez como referencia para explicar un diálogo que no tiene lógica ni conexión alguna.

 Lo mejor vino después, cuando una de mis compañeras de clase empezó a imitar la boca de un pez como si con ello consiguiera que el bueno de Paul entendiese la razón de por qué usábamos esa expresión. Como si los peces movieran así la boca para comunicarse, en vez de para alimentarse, que seguramente sea lo más probable.

 He recordado hoy esta anécdota después de terminar el desayuno en la oficina con una compañera de trabajo. Y aunque no se puede tildar nuestra charla de dialogo de besugos en sentido estricto, pues alguna lógica y conexión tenía lo que hablábamos, si que se puso de manifiesto algo que de un tiempo a esta parte se nota mucho en las conversaciones: que la gente aunque deje hablar a su oponente, en realidad no le escucha.

 Benditos besugos, que al menos se comunican aunque sea a fuerza de hacer conatos de pompa dentro del agua. Más valdría que los imitásemos un poco más, así aunque las charlas fuesen absurdas, al menos si obedecerían al principio esencial sobre el que se sustenta una comunicación: que haya un emisor y un receptor y que en entre ellos fluya un mensaje, que por fuerza ha de tener recorrido de ida y vuelta.

 Y ahora te preguntarás, querido anónimo ( o no, quien sabe), lector. ¿ Y de qué estábais hablando en ese desayuno? Después del desasosiego que me ha dejado la charla, lo considero tan intrascendente que ni merece la pena mencionarlo aquí. Así que te dejo con las ganas, o, quien sabe, tal vez otro día me apetezca mencionarlo en otra entrada. Estate atento a tu pantalla.

PD:: Como viene a colación lo menciono. Dice Adela Cortina en un artículo de opinión que puede leerse hoy:

La “normalización” de la posverdad y de los bulos, el hecho de aceptarlos como un rasgo más de nuestra vida política, tendrá, entre otras, una nefasta consecuencia: que ni siquiera nos quede la palabra. ( https://elpais.com/elpais/2020/01/16/opinion/1579173312_185692.html )

Pues eso.



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