Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 10 de octubre de 2019

Jocker

 Zapatero a tus zapatos. Qué bien expresa el dicho la sensación que a uno le queda cuando intenta hacer algo que no ha hecho antes. Sin embargo en esta ocasión, voy a saltarme mi prudente ayuno en cuestiones cinematográficas para dar unas pocas pinceladas de la película que fui a ver ayer, Jocker, de Todd Philipps.

 Así es como habitualmente se refiere uno a una película, mencionando al director de la misma, pero mucho me temo que en esta ocasión habría que referirse a ella como la cinta de Joaquin Phoenix, cuya magistral interpretación es suficiente para rellenar cualquier critica que se quiera realizar de esta producción, con apelativos que solo pueden conducir a una palabra: Impactante.

 Y eso que estamos ante una película que si de algo se puede calificar es de sórdida, llena de planos oscuros en zonas oscuras de una ciudad donde la pobreza y la suciedad campan a sus anchas, la eterna e inevitable Gotham. En medio de esa atmósfera plomiza y asfixiante reluce la figura del guasón ( cuesta trabajo creer que nadie denomine a esta película de esta manera y no con su nombre original), cuyos gestos, sonrisa nerviosa y excesiva, movimientos convulsos, arqueos de cejas y  bailes por doquier, relucen en mitad de un escenario donde la crítica social y la reivindicación toman partido de manera inmediata. Protestas ambientadas en el personal modo de ver el mundo del Jocker,  en donde no queda claro que es realidad y que es ficción propia de su mente enferma, enferma de tristeza de quien creyó nacer para reír y nunca consiguió sonreír.

 Reflexiva, trepidante, intensa, sin dar respiros al espectador, la visita al cine para ver esta película es casi una obligación para disfrutar de una interpretación memorable que seguramente forme ya parte de la historia del cine.




 

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