Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 4 de abril de 2014

No sin mi Smartphone

 Con diferencia la noticia más curiosa del día. Viene acompañada de una foto que da mucho juego; tras observarla se hace inevitable leer mas datos para hacerse una composición de lugar y de lo que ha sucedido. En ella aparece una muchacha con camiseta de tirantes blanca, encajada en un agujero en el suelo. Este es apenas de un diámetro escaso; parece como si lo hubieran practicado en el suelo a medida, justo para que se le ciñera el perímetro del hoyo mismo a la cintura.

 Todo lo contrario. Resulta que el agujero en cuestión es una alcantarilla, una de tantas de cuantas pueden encontrarse por la calle. Y la susodicha hace gestos ostensibles de intentan escapar de un agujero que la engulle sin permitirle poder salir del mismo. Con cara de circunstancias y de sufrimiento, intenta escapar de la prisión que la retiene en una posición ridícula a ras de suelo.

 Cuenta la noticia que la afectada quedo atrapada en ese lugar a raíz de sufrir la pérdida de su teléfono  móvil, un IPhone comprado hace dos semanas, con el que venia caminando por la calle; al intentar guardárselo en el el bolso acabó resbalando, con tan mala fortuna que fuera a parar a esa alcantarilla sobre la que se abalanzó la propietaria sin pensárselo dos veces, tal y como  hace aquel que siente que ha perdido una posesión valiosa e imprescindible.

 Para los morbosos y los amantes de situaciones anómalas la noticia estará en ver las imágenes de la chica con cara de circunstancias, pasando un mal rato mientras esperaba a que la socorrieran. Pero si hay algo verdaderamente curioso o sorprendente es ver hasta donde es capaz una persona de aventurarse con el objeto de no perder tan preciada posesión. ¿Qué hubiéramos hecho los demás si nos hubiéramos visto en similar situación?

 Más que valorar si vivimos en una era donde la tecnología es parte imprescindible de nuestras vidas, toca plantearse cual es el grado de dependencia que tenemos de estos aparatos, a cuyo manoseo constante nos empleamos con fruición y empeño durante no pocas horas al día en diferentes momentos y situaciones. No sorprende que haya dolencias diagnosticadas a tal fin,  a tenor de las actitudes, ocurrencias y comportamientos a que dan pie estos objetos.

 Ella Birchenough a sus dieciséis años es famosa. Su imagen ha dado la vuelta a todo el Reino Unido a través de la BBC y ha traspasado las fronteras anglosajonas. Risas y bromas a parte, seguro que más de uno, si lo piensa, hubiera hecho lo mismo para no perder tan preciado objeto. Y es que es tal la dependencia que tenemos de estos terminales, que casi no podemos subsistir sin ellos. Es la ultímisima sumisión a la que nos entregamos como si fuera una droga; Ellen es una especie de nueva versión de la madre coraje que lucha por la integridad de sus vástagos, llevada, eso sí al extremo tecnológico: No sin mi smartphone.



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