Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 18 de abril de 2014

Adios Gabo

 Cien años de Soledad. Puede que mil. O tal vez sean infinitos esos años que nos queden por vivir, y en los que ya no estarás tu, querido Gabo. Hoy viernes de pasión cristiana, la luz de la mañana ha decido traer consigo la triste noticia de tu fallecimiento dejando en el más absoluto luto una mañana tan luminosa de primavera aquí en España.

  En honor a la verdad, no nos ha pillado con el paso cambiado; las noticias que llegaban desde México a través de tu familia, avisando de tu delicado estado de salud, nos han puesto en sobre aviso, a la espera de que se confirmara el fatal desenlace. Ya anoche los medios publicaron a última hora, la triste noticia de tu óbito.

 Han sido ochenta y siete años. Una vida larga y aprovechada. Aquí nos dejas tu impresionante legado literario, un regalo a los ojos y al entendimiento, gracias a tu talento, innato, y a esa capacidad de escribir música sin notas y con letras que te ha convertido en el genio universal que eres. 

 Casi se siente uno ridículo intentando escribir unas lineas que puedan servir de homenaje sentido y personal, a quien con tanto brío y maestría supo describir a través de la literatura, situaciones, anécdotas, vivencias... A quien supo crear un mundo nuevo y personalisimo. Hoy uno de los editoriales que sirven para darte el último adios, habla precisamente de eso, de todo un mundo, aquel que tenias a bien compartir con nosotros a través de tus novelas y escritos y que partía de tu cabeza, de cuyo talento diste muestras holgadas de generosidad, libro tras libro.




 Siempre nos quedará Macondo, Hasta allí volveremos una y otra vez a buscarte, porque sólo así, repitiendo su lectura una y cien veces, conseguiremos hacer llevadera tu ausencia. Y aunque la neumonía que se ha llevado tu vida, pertenezca ya a la crónica de una muerte anunciada, y este mundo se quede sin tan notable virtuoso, porque ya no tiene quien le escriba, superaremos el cólera que nos produce tu marcha, manifestando una y otra vez nuestro amor hacia a ti, releyéndote cuantas veces hagan falta. A diferencia de otras personas maravillosas que nos abandonan, tu has tenido la delicadeza de dejarnos tus libros para hacernos más llevadera la perdida. Esa delicadeza, es nuestra suerte.

 Faltan las palabras. Sobran las emociones. Acepta estas humildes lineas como agradecimiento a tu maravillosa literatura.  Buen viaje amigo. Hasta siempre y hasta pronto Gabo.

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