Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 13 de septiembre de 2013

Puertas al campo


 Cuántas veces habrá oído uno esa expresión a ver quien le pone puertas al campo, como tratando de significar la dificultad que supone intentar retener algo que por su tamaño desmedido es imposible cercar o contener.

 La expresión viene que ni pintada para resumir la situación que vive Cataluña en relación al exacerbado momento patriótico nacionalista que se registra allí desde hace algún tiempo y que a fuego lento viene cociéndose mes a mes desde que saliera la sentencia del Tribunal Constiticional considerando como no acordes con la carta magna determinados preceptos recogidos en el recién remozado y prebiscitado Estatut de Catalunya...

 De aquello lodos vienen estos barros, y seguirán llegando en una marea que lejos de poder apaciguarse tiene visos de continuar creciendo hasta nadie sabe dónde. Mucho se habla desde el pasado miércoles de qué debería hacerse con objeto de reconducir la situación, pero antes que nadie habría que plantearse:

¿ Hay algo que reconducir? ¿ Hay posturas que reconciliar? ¿ Hay marcha atrás posible?

 Las próximas semanas serán testigo del posicionamiento que los diferentes actores políticos irán perfilando en relación al momento político actual. Serán planteamientos que tendrán que gestionar de un modo a otro la situación nueva creada y que básicamente podría resumirse en los siguientes argumentos:


- Buena parte de la ciudadanía de Cataluña es ya un tema perdido en lo que concierne a la pertenencia a España. La inmesa mayoría del denominado catalanismo activo y militante, dentro del ámbito de la política o la cultura, así como el que queda reflejado en diferentes colectivos sociales, ha tomado partido posicionándose lejos de cualquier escenario que implique la dependencia de Cataluña al Estado en que ahora se encuentra.

- Como contrapartida, el sentimiento anticatalanista crece de manera alarmante en el resto del territorio estatal. El desafecto es admitido por ambas partes y nada ni nadie parece poder atenuarlo.

- Los actores políticos desmerecen en gran medida el apoyo y confianza que la ciudadanía les presta y concede. Culpables del estado de dejadez en que las instituciones han quedado tras los últimos tiempos, no solo no se muestran capaces de reconducir la situación si no que, lejos de aportar soluciones, ayudaran con  su granito de arena a  hacer la situación más insostenible aún, dado el grado de frustación que acabará imperando en una ciudadanía a la que nada servirá dar su opinión en consulta o referéndum alguno. La independencia vista desde un plano político sería lenta y farragosa por la falta de acuerdos y consensos necesarios para modificar leyes y allanar procedimientos, y en lo económico, casi imposible, dado el orden internacional que esta establecido donde los entes económicos disponen de medios suficientemente sofisticados para decidir por dónde deben discurrir los acontecimientos, qué debe ser y que no, a quien ha de pertenecer uno y a quien no...

 Habrá quien piense que es exagerada la comparación , pero España vive un momento de tensión similar al que acarreó al país la perdida de las últimas colonias tras la Guerra contra EEUU y la consecuente perdida de las ultimas posesiones de ultramar ( Cuba, Puerto Rico, y más allá Filipinas), allá por el año 1898. Aquel estado debilitado y humillado, carente de autoestima y falto de recursos para recuperarse del varapalo, vagó sin pena ni gloria y con tristeza por los albores del siglo que terminaba y del nuevo que comenzaba, sumiendo al territorio y sus gentes en un estado de depresión que no solo empobreció al país de manera rotunda, sino que además, sirvió de rampa de lanzamiento para que nacionalismos como el de Sabino Arana en Euskadi o Prat de la Riba en Cataluña, comenzaran a cuestionar una unidad territorial amparándose en hechos o episodios pasados como el que todos los años se rememora en la Diada Catalana de 1714; a aquel hecho bélico le ha sustituido ahora la decadencia institucional y el azote inmisericorde de una crisis económica que en tiempos de vacas flacas es siempre el mejor aliado para aquellos que enarbolan bandera rupturistas.

 Esperemos acontecimientos, algo que siempre nos queda, incluso cuando todo parece apuntar a que poco o nada  puede esperarse. El otoño se presenta movido, por lo pronto y apasionante para los amantes de la política. Más que nunca a ella deberemos aferrarnos porque solo politica con mayúsculas nos permitirá salir honrosamente de esta situación, sea cual sea el rumbo que sigan los contecimientos,




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