Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 10 de mayo de 2013

Landa

 Ayer a última hora de la tarde se supo la fatal noticia del fallecimiento de Alfredo Landa a la edad de ochenta años, en su domicilio de Madrid, que a poco de conocerse la noticia pasó a convertirse en un hervidero de gente, tal y como pudimos ver anoche en la cobertura que los medios hacían de tan triste pérdida. Apartado de la vida pública y de la interpretación desde hace algunos años, su muerte, en cambio, no ha pasado desapercibida ni ha quedado en un segundo plano; la altura de la figura del mundo de la interpretación, enorme,  no podía ni debía despedirse de nosotros de otro modo, siendo esto solo el inicio de un inevitable desfile de pequeños y grandes homenajes que servirán de colofón a una vida dedicada a los escenarios y a algo más importante que todo:  en hacer reír y en entretener a la gente.

 Estos días muchas serán las semblanzas y repertorios que saldrán a la luz recordando las decenas de caracterizaciones que en el mundo del teatro y sobre todo del cine han quedado para la posteridad de este ilustre actor. Se recordará la interpretación de Paco el bajo en Los Santos Inocentes, de Sancho Panza en El Quijote, junto al también mítico Fernando Rey o de Miguel Cañete en Cateto a Babor, una de sus mas hilarantes interpretaciones que en el fragor del franquismo han quedado para la posteridad como uno de los exponentes de ese cine español de los años cincuenta y sesenta,  fiel reflejo de una España hoy abandonada y olvidada en un rincón de la que apenas si quedan huellas visibles, medio siglo después. Para descubrir aquellos años nada mejor que tirar de hemerotecas o de cine, eligiendo cualquier título de los protagonizados por este genio navarro que ha sido el único en crear un género: El fenómeno conocido en la historia del cine español como landismo que no hace alusión a otra cosa sino a la serie de películas que protagonizó el actor durante un periodo de su carrera, cifrado por algunos desde el año 1969 hasta el año 1978, comedias de enredo y guión poco sofisticado que han quedado para la posteridad, no por su calado o valor artístico sino por que han dejado algo tan importante como una forma de ser, de actuar y de ver la vida, en palabras del propio actor.



 Los que tenemos ya alguna cierta edad no podemos dejar de sonreirnos y recordar esas tardes de sábado en casa, cuando la televisión era un bien restringido por la escasez de canales y de programación de la que disfrutar hasta la llegada de la carta de ajuste, contemplando películas de esta época en que personajes como Gracita Morales, Lina Morgan, José Luis Lopez Vaquez o el propio Saza solían alegrarnos las tardes con comedias de argumentos simples y absurdos donde la carcajada era la única razón de ser. Hoy esas cintas son un fiel reflejo de una sociedad de cuya evolución el paso de los años dan buena cuenta.

 Sirvan estas pequeñas lineas de humilde y personal homenaje en señal de agradecimiento por tantos buenos ratos pasados delante de una pantalla, ya que nunca tuve la ocasión de verle actuar sobre las tablas de un escenario. De entre todas sus interpretaciones me quedo con Atraco a las Tres en el cine y, sobre todo en la caracterización de Ceferino Reyes, realizador radiofónico, que junto a Concha Cuetos y Carlos Larrañaga, realizó magistralmente en Tristeza de Amor. Son inolvidables para mi los acordes del tema principal de la serie, interpretado por el malogrado Hilario Camacho en una cabecera que junto a títulos de crédito con el elenco de actores mostraba las imagenes de un Paseo de la Castellana de noche ( en dirección a Nuevos Ministerios y más hacia abajo hasta Colón), lleno de altos edificios y luces. Con los años aquel paisaje dejó de figurarse ante mis ojos  a través de una pantalla para ser estampa habitual de mi vida, ya que es aquí en Madrid donde resido desde hace tiempo. Esas imágenes han quedado grabadas en mi retina formando parte de existencia. Probablemente ya desde entonces y sin darme cuenta empecé a querer a esta ciudad.

 http://www.youtube.com/watch?v=OmhyS8He2LE


 En la calle Martín de los Heros, muy cerquita de la Plaza de España y desde hace algún tiempo se ha constituido el Paseo de la Fama de Madrid. En ella entre las pocas estrellas que por ahora figuran sobre la  acera luce resplandeciente la figura de Alfredo Landa. Con todo merecimiento. Descansa en paz maestro. Hasta Siempre.





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